Con la partida de Altagracia Batlle de Antún (doña Gachy), la sociedad dominicana pierde a una de sus mujeres celebres, tronco de una familia notable que ha incidido en la vida histórica y política del país por más de medio siglo.
Dama distinguida y con visión futurista, Gachy, como le llamaban sus conocidos, fue un ser humano de gran sensibilidad y cercanía con todas las clases sociales a pesar de su abolengo y parentesco con unas de las figuras insignes de la historiografía nacional, Manuel Arturo Peña Batlle.
Era una mujer culta, divertida y leal. Conversadora, apasionada de los temas políticos y se mantenía al día con la actualidad noticiosa.
Casada con el próspero empresario, ex funcionario y fallecido Federico Antún Abud procreó a cuatro hijos destacados en el quehacer político, científico y empresarial Federico Antún Batlle (Quique), Rafael Antún Batlle (Rafa), Eduardo Antún Batlle (Eddy) y Manuel Antún Batlle (Tete).
De trato afable y espontáneo, todo el relacionado o amigo de sus hijos tenía abiertas las puertas de su hogar y pasaba de manera automática a ser parte de la familia. Fue siempre bien valorada y querida por la comunidad cristiana en la que profesaba por sus obras altruistas.
Con la desaparición del patriarca Antún Abud, Gachy ocupó su lugar como matriarca tomando las riendas del clan y trazó el rumbo a seguir conduciendo la nave familiar a puerto seguro.
Es legendaria su amistad con el fenecido ex presidente Joaquín Balaguer quien de manera asidua la consultaba sobre problemas y dificultades del país, consciente el líder reformista de la sabiduría y capacidad de análisis de esta mujer proactiva.
Aún en sus días finales, doña Gachy mantuvo la fe y esperanza de que la situación del país mejorara, se quejaba de tanta miseria, ausencia de servicios médicos para la mayoría de la población y la falta de oportunidades para los jóvenes. Abogaba por la unidad familiar.
Descanse en paz.