Las tensiones entre Estados Unidos e Irán tuvieron como primer temor el enfrentamiento armamentista que pudiera conducir a serias consecuencias en pérdidas humanas y de la economía mundial.
Sobre todo, en los precios del petróleo y del gas, los que en las primeras semanas marcaron a las alzas en el mercado. Sin embargo, al parecer los mismos han comenzado a disiparse en la medida en que las tensiones han bajado en el accionar y en el discurso de ambos lados.
Obviamente que una guerra no es un juego y provocarla o iniciarla sin ponderar los riesgos y consecuencias puede resultar una decisión peor.
Un alza exagerada en los precios del petróleo y del gas complica la economía, en particular a nuestro país.