La prudencia tan valerosa como la vida misma ha sido trastocada con la manipulación de seudo-encuestas que pretenden dar un golpe de estado electoral.
En el proceso electoral ha habido dos enfoques: uno, el del candidato del PLD Gonzalo Castillo que ha puesto sus oídos en el corazón del pueblo asistiendole en su momento más precario. ¡Ante la terrible pandemia Gonzalo dio el frente!
Y el enfoque del candidato del PRM, que invirtió el dinero que emana del pueblo a través de la JCE, a comprar encuestas y colocar grandes vallas, abalado por grupos económicos que se mueven por compromisos de participación en un eventual gobierno; dejando de lado la necesidad del pueblo.
He ahí, los votantes son testigos de dos visiones diametralmente opuestas: La visión de Gonzalo que apostó a la solidaridad, y la del candidato del PRM, que apostó al engaño a través de falsas encuestas.
Una táctica perniciosa que por estar basada en la mentira está condenada a fracasar; y que su agravio contra la verdad ha colmado la copa y despertado al más grande estratega político dominicano de los últimos tiempos, el presidente Danilo Medina, que viene amparado por una de las más exitosa gestión gubernamental que ha conocido la historia republicana.
El mandatario dominicano se ha mantenido siempre apegado a las más estrictas normas de transparencia y decencia en el ejercicio de un gobierno que ha sido capaz de desarrollar una política social de gran impacto en el seno del pueblo; habiendo posibilitado la movilidad social de millones de dominicanos y dominicanas que abandonaron la pobreza y la extrema pobreza.
En la recta final, Danilo Medina, protagonista de triunfadores anónimos que desde el 1996 viene construyendo triunfos extraordinarios, levanta su voz, para conducir una vez más a su pueblo a una gran victoria, a fin de evitar que el retroceso PRM destruya el sueño de un pueblo de vivir en paz y con la mayor dignidad posible.
Adelante presidente que Dios abre camino en medio de la tormenta.
Por José Manuel Castillo Betances