En la sociedad dominicana se ha venido acrecentando una tendencia proclive a la ofensa y a la descalificación personal. Muchos creen que si no insultan sus verdades no tienen efectos. Y otros porque han descubierto que pueden hacer con su intervención una vía para el chantaje.
Algunos lo hacen desde las palabras sucias y otros escriben y sus dedos expresan el mal aliento de su boca. En definitiva no saben decir nada sin lanzar una descalificación como si fueran poseedores de verdades absolutas.
Gente que cree que con su simple escepticismo es suficiente para denunciar a quienes les adversan en sus posiciones. Esa práctica perniciosa se nota en los medios de comunicación e igual que en las redes.