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25 de abril 2024
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OpiniónMiguel MelencianoMiguel Melenciano

Desarrollo y estancamiento del Teatro en la era de Trujillo

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Resulta contradictorio, pero en la era de Rafael L. Trujillo es donde el teatro asume una estructura oficial, con la creación  del Teatro Escuela de Arte Nacional, motivado por la entonces primera dama de la República, Doña María Martínez de Trujillo, y al mismo tiempo, representó un estancamiento  y deficiencia en las artes, producto de que el estado prohibía toda expresión cultural que intentara una denuncia social o política.

No obstante, el espectáculo en la era de Trujillo estar limitado a la producción de obras extranjeras, dirigidas por dramaturgos dominicanos, es en esta etapa, en la que se sientan las bases para la formación técnica y académica de numerosos jóvenes de la talla de: Franklin Domínguez, Rafael Gil Castro, Niní Germán, Máximo Avilés Blonda, y una pléyade más que posteriormente desarrollarían sus inquietudes de forma diferente.

Estos jóvenes formados por el régimen en los finales de la era del dictador, iniciaron un teatro crítico y opuesto abiertamente a la dictadura, pero escondido detrás de obras importadas, como era la exigencia en la época.  Así es como en el 1958, tres años antes de la caída del “Jefe”, Iván García Guerra  dirige un montaje del dramaturgo inglés William Shakespeare  en el palacio de Bellas Artes con sentido opositor al sátrapa y su gobierno.

Sabiamente, Iván y el grupo Artedra, para cumplir con la  exigencia impuesta por el régimen, presentaron la obra extranjera, Julio Cesar, pero solo incluyeron en la misma las escenas referentes a la muerte del dictador romano, prenunciando tal vez, la caída de este más tarde.

En esos años, también, el grupo universitario se preocupó por montar obras de teatro que hacían los trinitarios.   Una de esas obras teatral –según Franklin Domínguez- fue “La vida de Padilla”,   utilizada por Duarte para predicar el ideal de libertad de los dominicanos.

Hoy, el teatro popular, social y comunitario, como expresión y manifestación de descontentos político -según algunas consideraciones- está en crisis, pues al parecer en la actualidad, no existen esas condiciones políticas-represivas y antidemocráticas que se  dieron en otras épocas, y los vientos de libertades democrática existentes se lo llevo en las aletas. He dicho.

 

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