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19 de abril 2024
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OpiniónManuel CruzManuel Cruz

“Desafíos electorales del 2020”

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No existe duda alguna de que nos encontramos en el proceso más complejo, beligerante y más engorroso de toda la virgen democracia electoral dominicana. Fruto de ello, tenemos a todos los partidos mayoritarios rememorando al otrora coliseo romano. A la Junta Central Electoral actuando entre el absurdo y la ineficacia, a todos los actores resistiéndose a la aplicación efectiva de las nuevas leyes y, un caudal de impugnaciones e instancias en los tribunales con las cuales; tendremos al final del proceso más sentencias que las que se evacuaron en los tribunales de Núremberg, Tokio, Ruanda y la ex Yugoslavia juntos.

El ocaso de los partidos

A pesar de los sofismas ciceronianos esgrimidos por los profetas que en todas las elecciones nacen en el país, y que en realidad saben de política lo que mismo que de física cuántica, uno de los desafíos más importantes de este decimonónico sistema como reflejan todas las encuestas; es el descredito del sistema de partidos. Los mismos, no han hecho el crossover con la sociedad del siglo XXI y siguen bajo la misma etimología descrita por el gran jurista y politólogo francés Maurice Duverger; están estructurados bajo la ley de hierro del sociólogo y politólogo alemán Robert Michels. Y, sus únicas bases sociales son las mismas elites del poder de Wright Mills.

Desde esa perspectiva, esa retórica anómala de que este maltrecho sistema de partidos sigue muy fuerte porque la gente vota por ellos; es una inconmensurable falacia tan absurda como afirmar que EE.UU. es el paladín de la democracia. En ese sentido, que los electores no tengan otras opciones frescas al margen de los partidos y que se vean compelidos a votar por ellos; son dos cosas muy diferentes. La situación es tan grave que no se puede repetir en público lo que opinan las personas de los partidos. Por eso, en todas las encuestas solo la policía aparece más desacreditada que los mismos. Adeco y Copeyanos en Venezuela son el mejor espejo.

La JCE y la legitimación del proceso

Otro de los elementos que debería tener consternado al país, es precisamente la falta de credibilidad y confianza que tienen los ciudadanos en la JCE, la que ronda casi el 60% como reflejó la última encuesta Gallup. Sin embargo, en este país de hookah, dembow y tarjeta solidaridad ese grave problema solo le preocupa al 2% de la población. ¡Ni siquiera a los propios partidos! Asimismo, es la propia JCE con las decisiones que ha estado tomando la que se ha empeñado en deslegitimarse cada día más. Verbigracia, denunció actos ominosos de la gestión anterior y no accionó para someter a nadie y, prohibió la colocación de vallas y no hizo nada al respecto cuando todos ignoraron su resolución.

De igual forma, violó la constitución con la resolución 04-2019 sobre el arrastre y, ahora se burlan del país prohibiendo las actividades proselitistas cuando ya hace un año y medio que se la han restregado en la cara utilizando los espacios públicos. Por eso, que la JCE, el edificio y todos sus miembros pierdan credibilidad no tiene ninguna importancia. Empero, nadie puede olvidar que hay una relación indisoluble entre los árbitros de un proceso electoral y la legitimidad de las autoridades que serán electas, y eso sí debe preocuparnos a todos. Y, no olvidemos el refrán de que, “al perro flaco, todos se le vuelven pulgas”.

La Segmentación del Votante.

La complejidad y las mismas características de este certamen; máxime, el proceso natural de desgaste, animadversión e idea de cambio que genera un partido con 16 años en el poder, estará indefectiblemente promoviendo una polarización del sufragio que dará al traste con una división bipartita de la población; a tal punto que, de seguir las luchas internas en los partidos cualquier cosa puede pasar. Dentro de ese contexto, esta será la campaña más costosa de toda nuestra historia; toda vez que, hay más luchas de poder que propuestas, los actores son los mismos del siglo XX y sus campañas no son persuasivas. Y, el 40% de los electores serán jóvenes de 18 a 35.

Por tal razón, ese segmento volátil e irreverente que en gran medida no simpatiza con ningún partido; será sin dudas el blanco estratégico de todos los candidatos. Pero, para quien más desafío representa es para el PLD. Esos casi 3 millones de votantes, desde que adquirieron los primeros vestigios de conciencia no conocen otra cosa y no con muy buena referencia; que no sean los gobiernos del PLD más el absurdo histórico de 2000-2004. En virtud de ello, todos los candidatos tendrán que entender aún se resistan, que terminó la época de abrazar a viejas con agenesia dental y cargar a mozalbetes mocosos. De lo contrario, solo los homo sapiens votarán por ellos.

Autor: Lic. Manuel Cruz (M.Sc.)

Geopolitólogo, Abogado,

Catedrático & Comunicador

 

 

 

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