Desde las décadas de los años 60s, 70s y principios de los 80s, los regímenes de fuerzas que asolaron la región bajo el tutelaje del Norte, entraron, por variadas coyunturas sociopolíticas endógenas, en crisis de gobernabilidad ya por el empuje de movimientos contestatarios, conculcación de las libertades públicas y de prensa, presos políticos, violación a los derechos humanos, influencia de la revolución cubana (1959) y nicaragüense (1979); pero más que nada, porque el modelo o técnica de gobernar vía dictadura, semi-dictadura o bajo el disfraz-farachada de elecciones teledirigidas –desde los centros del capitalismo global- era insostenible. Así, como teoría de dominó, cayeron los regímenes totalitarios de Latinoamérica y el Caribe cuyo último eslabón -de la derecha- fue la dictadura duvalierista (1986). De esos fósiles, y de izquierda, queda Cuba y China –solo de superestructura política-, pues con la muerte de Chávez y el fraude electoral de Evo, el socialismo del siglo XXI quedó en el imaginario de un quijote que curiosamente entró a la Historia por la puerta de un golpe de Estado. Lo de Brasil –Lula– y Ecuador –Correa, fue otra cosa: confiarse demasiado y jugar a la democracia con zorros del sistema más duchos que ellos.
Hoy las amenazas a la democracia nacen, más que por razones exógenas, por ambición o repetición continuista de caudillos disfrazados de “demócratas”, corrupción público-privada sin sanción, sistema de justicia cooptado por poderes fácticos, impunidad, falta de transparencia y rendición de cuentas y permanencia de una burocracia estatal que, en contubernio con actores políticos y empresariales, se perpetuán en las instituciones públicas castrando el relevo de nuevas generaciones de jóvenes profesionales –de cosmovisión tecnológica-profesional mas holística- y provocando una inamovilidad social que va incubando frustración y rebeldía cuyo canal de desahogo y expresión son las redes sociales y los movimientos sociopolíticos de coyunturas -como este que estamos viviendo, post posposición de las elecciones municipales, entre otras causas, por pésima gerencia de la JCE-.
Como vemos, lo que genera crisis-amenazas en la democracia son las múltiples falencias que el mismo sistema o modelo “democrático” genera y acumula y el hecho detonador de que sus actores o líderes políticos se niegan a hacer la lectura de que democracia hoy día es más que ir a votar, repartir abrazos y sonrisas en tiempo de elecciones o zafra electoral, vender promesas rancias o construir “mayoría electoral” solo para ganar elecciones; y luego, replegarse hacia sus partidos, financiadores y claques burocráticas dejando de lado las expectativas de empleo, servicios y políticas públicas inclusivas que las sociedades esperan y demandan.
A ese liderazgo político -demócrata de hojalata que se niega al relevo generacional- que anda vociferando, a los cuatro vientos, que en el país hay una “dictadura” los jóvenes que protestan frente a la JCE -en todo su derecho cívico-ciudadano- les dijeron -concretamente, a Abinader y Leonel-: que si asisten “…le invitaremos cortésmente a que abandonen el lugar…”. En otras palabras, que no se dejaran usar para fines politiqueros o de pasarela electoral…
Finalmente, a la actual administración -que encabeza el Presidente Danilo Medina– se le podrá enrostrar lo que se quiera; pero jamás no hacer énfasis en la agenda social histórica-acumulada, querer conculcar libertades públicas ni mucho menos alentar “dictadura”. Eso, en boca de esos “demócratas” de hojalata, es, sencillamente, una vulgar bajeza…!
Por Francisco S. Cruz