Nuestra Constitución arriba este 6 de noviembre al 173 aniversario de ser proclamada. Modificada más de 30 veces, la mayoría para ajustarla a intereses, ambiciones y errores de quienes ejercen el poder, nos sigue guiando como sociedad democrática.
Esa vulnerabilidad en el manejo de nuestra Carta Magna nos hace una nación frágil, sin respeto a la ley fundamental ni a las normativas adjetivas que regulan la vida cotidiana de la sociedad dominicana.
No hemos puesto límite al poder y por tanto el respeto a la ley no es nuestra cultura. Este déficit amenaza constantemente la integridad de nuestra Constitución, y no es casual que estemos hablando otra vez de su posible modificación.