Nos caracterizamos por dejar crecer los problemas, a tal punto que se nos hace difícil sus soluciones. Algunos en el orden social y otros en términos económicos, aunque ambos aspectos están íntimamente relacionados.
El caso de Valle Nuevo es sólo un ejemplo. Como lo pueden ser los ríos Isabela y Ozama. Muchos otros casos podrían ser mencionados para tipificar esa conducta histórica. Y es una mezcla un poco de todo, pues hay falta de planificación y visión; irresponsabilidad y corrupción.
Y en esencia, falta de organización y un régimen de consecuencias capaz de darle respuestas oportunas cuando alguien se sale de los límites. Es una pena que tengamos que pelear para rescatar nuestras reservas.