Se estima que la población de origen mexicano que viven en los estados unidos, es de más de treinta millones, y esta gran cantidad de mexicanos residentes en el extranjero, proyectaba que para las elecciones presidenciales del 1 de julio del 2018, podría registrarse para votar más de 8 millones, pero al parecer hubo una gran apatía por parte de la diáspora mexicana, ya que solamente 141,745 mexicanos aptos para el voto, solicitaron la documentación para ejercer el sufragio, validándose finalmente un total de 79,640 con calidad para ejercer el sufragio.
Esta realidad electoral de la diáspora mexicana, la tomamos como una muestra comparativa, respecto a la diáspora dominicana, que en su totalidad según las últimas estadistas no excede los dos millones y el padrón electoral de los dominicanos en el exterior se proyecta a un universo de seiscientos mil empadronados con derecho al sufragio.
Para las elecciones del 2020, con una nueva ley, y fatales plazos a la vista, presagia un oscuro panorama, y si los resultados son de estrecho margen como algunas encuestas lo reflejan, no es capcioso preguntemos: ¿Definirá el voto del exterior el resultado de las elecciones en la Republica Dominicana?
Dentro de los quince países de América Latina, que permiten a los ciudadanos votar fuera del territorio nacional, la comunidad dominicana ocupa uno de los primeros lugares en el activismo político electoral, reflejando un pronunciado crecimiento en el registro de electores, con la intensión de involucrarse y votar en el próximo torneo electoral.
Los dominicanos, por su idiosincrasia, siempre están inmersos, en política y pelota.
Para nadie es un secreto la dureza del voto del dominicano de la diáspora, que alejado del clientelismo, se mueve con cierta independencia, y regularmente manifiesta sus descontentos sin tapujos. Urge de quien requiera su favor, poner los oídos en el corazón de esa comunidad que representa un porcentaje importante de votos, que para el 2020 podrían ser la diferencia que incline la balanza.
Por: Homero Luciano