Es innegable que la definición de la política de seguridad pública y ciudadana corresponde al Ministerio de Interior y Policía.
Y la ejecución o aplicación de dicha política corresponde a la Policía Nacional, pero esta institución está subordinada al Ministerio de Interior y Policía.
Entonces hay una vinculación permanente entre la definición de la seguridad pública y ciudadana y la aplicación o la ejecución de dicha política pública.
El actual ministro de Interior y Policía tiene una visión totalmente equivocada respecto de la definición y aplicación de la política de seguridad pública y ciudadana y la inextricable vinculación que hay entre ambas áreas y dimensiones de la política de seguridad pública y ciudadana.
Y producto de esa inextricable vinculación, la Policía Nacional tiene que rendir cuentas e informes de sus actuaciones al Ministerio de Interior y Policía.
Porque el jefe inmediato de la Policía Nacional y del jefe de la Policía es el ministro de lo Interior.
Pero el ministro de Interior y Policía, a su vez, tiene que rendirle cuenta permanentemente al Presidente de la República sobre la marcha de la política de seguridad pública y ciudadana.
El auge de la violencia común, de la violencia de cuello blanco y del narcotráfico exigen de una política de seguridad pública y ciudadana donde estén contempladas la previsión, la ejecución y la aplicación de un régimen de sanciones a los violadores del orden público y de la ley.
En un momento tan delicado como éste es totalmente inaceptable que la máxima autoridad del Ministerio de Interior y Policía exhiba y muestre tanta debilidad ante los sempiternos violadores de la ley, de la seguridad y del orden público.
Es totalmente inconcebible que la máxima autoridad del Ministerio de Interior y Policía exhiba tanta debilidad en momentos en que el presidente de la República ha priorizado la institucionalización y profesionalización de la Policía Nacional.
En un momento tan delicado como éste no le corresponde a la máxima autoridad del Ministerio de Interior y Policía exhibir tanta debilidad frente a los actores individuales y colectivos del delito y del crimen organizado.
El actual ministro de Interior y Policía ha dado motivos más que suficientes para ser destituido y sustituido.
¡Ante esos hechos irrebatibles de debilidad institucional es innegable que el edificio de la seguridad pública se está cayendo a pedazos!
Autor: Dr. Víctor Manuel Peña
Datos: El autor es economista, abogado y miembro de la Dirección Central de la Fuerza del Pueblo