Vivimos en una sociedad que se está convirtiendo en insensible y violenta, y por eso no valora la vida de sus miembros.
Son muestras de esa lamentable realidad la cantidad de mujeres que asesinan sus ex parejas, los asaltos y robos a mano armada que ocurren en todo el país y la desaparición de niños, jóvenes, adultos y ancianos.
Estos hechos delictivos ocurren mayormente por celos sentimentales, avaricia, afán de lucro, codicia y envidia y han creado un estado de inseguridad colectiva que no se conocía en nuestro país, razones por las que las autoridades competentes deben ponerles más atención y control.
Una parte de la opinión pública percibe que los referidos problemas ocurren porque algunos miembros de la Policía Nacional, del Ministerio Público y los jueces actúan con negligencia y complicidad con el crimen organizado.
La otra parte los atribuye a la falta de recursos logísticos suficientes y a la necesidad de una profunda reforma policial. Sobre esta última opinión necesitamos pensar correctamente y hablar claro, ya que no solo la Policía Nacional necesita ser reformada, sino, la totalidad de las instituciones públicas de nuestro país.
En ese sentido, necesitamos conocer y aplicar las instrucciones que nos da Dios en el orden económico, político, social y espiritual.
En el área económica, Dios sugiere que cada dominicano o dominicana se mantenga con el sudor de su frente y si se niega a hacerlo que tampoco coma de lo que producen los demás, ya que ÉL no promueve ni permite la vagancia (Génesis 3:19 y 2 Tesalonicenses 3:10)
De igual modo, Dios sugiere que ningún dominicano o dominicana obtenga ganancias o riquezas deshonestas, o sea, adquiridas mediante actos de corrupción como el fraude, la falsificación, el robo del dinero público, la extorsión y el tráfico de influencias.
Por eso, Dios sugiere a los jueces hacer justicia para que no declaren inocente al culpable ni culpable al inocente cuando haya acusación por asesinato, homicidio, robo, violación sexual u otro delito (Nahúm 1:9)
Con respecto a las relaciones sexuales, Dios sugiere el matrimonio entre un hombre y una mujer, debido a que prohíbe las prácticas de la homosexualidad y el lesbianismo (Génesis 1:27-28)
Y sugiere a los funcionarios públicos gobernar sin conceder privilegios a los familiares y los amigos para que no perjudiquen al pueblo que los eligió para que les sirvan. .
Con respecto al área espiritual, Dios sugiere que toda alabanza, adoración, honra y gloria se dé exclusivamente para ÉL. Y ojala los idólatras de nuestro país lo entendieran y lo hicieran.
Dios sugiere finalmente, que mostremos interés por conocer su infinito y eterno amor, el cual consiste en sufrir y compadecerse de las demás personas, en no envidiar, en no ser jactanciosos y en no envanecernos.
El amor de Dios consiste también en no ser egoístas, en soportar a las demás personas como son, en no irritarnos con ellas, en no guardarles rencor, en no cometer injusticias contra ellas, en hablarles siempre la verdad y en conocer y tener fe en la palabra de Dios y esperar el cumplimiento de sus promesas (1Corintios 13:4-8)
Por tanto, decida conocer, creer, sentir y practicar el amor de Dios con las demás personas, dentro de su hogar, en la iglesia, en la escuela, en el trabajo y en las calles. Si hace eso agradará a Dios y a su prójimo. Además, tendrá como bendiciones, la comprensión, armonía, respeto y paz que necesita como miembro de la familia humana.
Por Enrique Aquino