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23 de abril 2024
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OpiniónRolando FernándezRolando Fernández

“¡De que se van, se van!”. ¿Y quiénes vienen?

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Ese primer decir, es uno de los estribillos politiqueros más entonados en la actualidad, en las manifestaciones de uno de los partidos considerados como de la seudo oposición local. Los participantes en esos eventos lo vociferan a todo pulmón, como se dice popularmente.

Y, mientras ellos vociferan esa aseveración, muchos pensantes en este “solar” reflexionan en busca de respuesta a lo segundo que aquí intitula, por ser esos conocedores de cuánto localmente se tiene para sustituir; como, de lo poco favorable que pueden ofrecer a esta sociedad, todos los postulantes que están corriendo en el ruedo electoral presente.

¡Mucho ojo, dominicanos! No hay tantas cosas entre las que se pueda escoger, según los cuadros de las películas que se vienen exhibiendo en el orden político interno, de cara a los comicios posibles de celebrarse durante el año que transcurre. ¡El Covid-19 ha puesto las cosas un poco difíciles!

Todo no es más que “arenas de igual costal”, como se dice. Sí, gente con los mismos propósitos personales y grupales de siempre, como las ambiciones económicas de estilo, para recuperar con creces las inversiones en las que se incurre durante los procesos electivos que se llevan a efecto en este país, como ha sido la norma hasta el momento; mismo que, reciprocar con los patrocinadores de las campañas políticas.

Son los mismos actores y actrices de siempre, los que de nuevo están participando en el ruedo político de este “solar”; cuando no, sus vástagos, y demás familiares cercanos. Claro, cada cual con el concurso de las bocinas pagadas: periodistas, y amanuenses; al igual que, comunicadores coristas que le hacen el juego.

El que esté cifrando esperanzas en toda esta claque politiquera local de nuevo cuño, que acabe por despertar, para que no le sigan cogiendo de tonto, y burlándose descaradamente de él.

Como evidentemente, los ciudadanos de esta nación no han querido hacerlo por sí mismos, ahora las circunstancias les han puesto de frente el escenario del coronavirus, Covid-19, cuya peligrosidad puede segar muchas de sus vidas, para ver si los demás, aquellos que logren sobrevivir, reflexionan, y dejan de acudir a sufragar por cualquiera en las urnas, a cambio de limosnas, en naturalezas, o monetarias.

Es obvio que, el Covid-19, ha “encuerado” por completo el maltrecho sistema de salud que se tiene en esta República; y, puesto en evidencia clara, cuántas deficiencias subyacen en este, que se reportan más que perjudiciales para esta sociedad.

Además, las proclividades hacia lo comercial y la especulación de que está revestido el mismo, tanto a nivel público, como en el ámbito privado también, con principalía en este último. Pero, las autoridades competentes poco reparan en esas negatividades fehacientes.

Dicen, qué se debe tener mucho cuidado con las mentiras que se expresan, por la facilidad con que pueden salir a relucir en cualquier momento; y, hacer quedar mal a quien sea.  En el presente se ha estado viendo algo de eso en Dominicana.

El Covid-19, ha dejado al descubierto todos los allantes internos relativos al sector salud, falsedades, que como grandes logros han venido tratando de vender nuestros políticos de la modernidad, engañando este pueblo, y haciendo pingues negocios a todo dar; como, favoreciendo a familiares, y amigos dentro del área, durante los últimos años.

Pero, en adición se tiene un país carente de higiene por completo, como de agua potable apta para el consumo humano requerido; y, de la energía eléctrica suficiente, para satisfacer necesidades perentorias de la población, a un costo razonable; que, son servicios públicos indudablemente imprescindibles ante situaciones de crisis como la actual.

En tal sentido, y para aparentar, lo que se está haciendo en estos momentos es politiqueando; tratando de hacer provecho de la situación de crisis sanitaria que azota a la nación, el Covid-19. Se están fumigando las áreas públicas del país que más se ven, para que se le dé prensa suficiente a la labor.

Sin embargo, ¿se procede de igual forma con todos los hospitales públicos nuestros, en la capital y el interior?, qué es donde más se necesita hacerlo. Es la gran pregunta que tantos se hacen. Otra, y muy obvia por cierto es, ¿quiénes, principalmente, están llevando cabo esos trabajos?, bajo sutiles menciones personalizadas loatorias, cabría agregar.

Pero, continuando con el coctel de contradicciones evidentes, y para concluir, sí abundan entre nosotros políticos corruptos, en un buen número, multimillonarios, hechos a cargo del erario público; con cuartos que no saben lo que van a hacer con ellos; mientras este pueblo continúa llevándoselo el diablo; al igual que, sin ampao estatal alguno. Solamente, con allantes y demagogias se le mantiene “roncando”.

Hasta cuándo serán los “embustes” a la población, por parte de muchos de esos “vividores”, demagogos; como, la inconsciencia ciudadana ostentada por gente de este patio “neoyorkino”, en el Caribe, según dicen algunos envalentados personajes nuestros, conocedores de una gran cantidad de callejones en aquella gran ciudad, y que los asocian con este país.

¡Quienes se tenga que ir, que los expulsen! Ahora, el otro reto es, buscar sustitutos que valgan la pena; no seguir con los mismos actores y actrices, con disfraces diferentes, siempre en busca de lo suyo: cuartos, como poder, y nada más.

 

Autor: Rolando Fernández

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