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19 de abril 2024
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OpiniónTeodoro Reyes TorresTeodoro Reyes Torres

De Danilo medina a Gonzalo Castillo

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De antaño se sabe que, entre numerosas pasiones, los seres humanos compartimos con las demás especies de animales, la inherente propensión a establecernos en ambientes gregarios que ofrezcan las más apropiadas condiciones de vida. Por consiguiente, todo estímulo que busca satisfacer esta demanda natural, revela una característica intrínseca de la propia existencia.

Ente los designios del hombre, es esta una de las más digna de sus aspiraciones, y en gran medida, puede que esta premisa haya influido para las que antiguas Jefaturas políticas abracen como noble propósito, la responsabilidad de agenciar los mayores horizontes de prosperidad para sus colectivos.

No obstante, en consonancia con el transcurrir de los siglos, se evidencia que cada vez más, se complican las condiciones que favorecen el espontáneo flujo de la vida, lo mismo que la convivencia armoniosa entre los hombres, y la de éstos con las demás criaturas del planeta.

Como causa principal de la realidad social que hoy preocupa al mundo, se destaca la explicación de que en lo más profundo de la naturaleza del Ser humano, surgen las contradicciones entre los principios mentales y lo puramente carnal; condición fundamental que sustenta la arriesgada unión de los instintos que fuerzan al hombre a reproducirse descontroladamente, con las ideologías que promueven la progresiva degradación de los valores.

También, hace bastantes siglos se sabe que la vasta capacidad de la mente humana confiere a los individuos la facultad de generar inagotables cantidades de pensamientos e ideas, que en efecto se manifiestan en actos o conductas de variadas naturalezas; cuyas impredecibles consecuencias, tal cual si fueran raudos bumeranes, tarde o temprano, se volverán contra los sujetos causantes, ya sea para fortalecerlos o para perjudicarlos.

Ahora bien, si nos situáramos en el contexto de las circunstancias sociales más recientes de los dominicanos… y si recurriéramos al fundamento filosófico de la enseñanza de nuestro líder fundador, Don Juan Bosch respecto a nuestro pueblo… y si además, retrocediéramos en el tiempo, específicamente a esa etapa que legalmente se nos imponía como un único periodo (2012-2016) de gobierno constitucional. Entonces comprenderíamos que, a pesar de los múltiples obstáculos que en el terreno social y político engendra el factor humano, el Presidente Danilo Medina se engrandeció reivindicando el verdadero sentido de la Administrativa Pública.

Y que esa proeza de gobierno le acapara la atención favorable de la mayoría de los ciudadanos y de los altos mandos del Partido de la Liberación Dominicana; quienes a lo interno de dicha organización promueven una puntual modificación a la Constitución que a su Gobierno le permitiera optar por un segundo periodo. Para suerte y orgullo del pueblo dominicano, el Presidente no defraudó las expectativas, puesto que en el segundo periodo pudo ejecutar su ambicioso plan de acciones prioritarias para desarrollo de la nación.

Para atestiguar, hemos acudido a las siguientes direcciones electrónicas:

https://presidencia.gob.do y https://www.youtube/user/PresidenciaRDom.

Pero al margen de las redes, en el país somos muchos los dominicanos testigos de la enorme cantidad de obras y acciones que ha ejecutado el gobierno este Gobierno, por lo cual es imposible describirlas en estas breves líneas. Créannos, que lamentamos mucho el no poder hacerlo. Y aunque todas son de igual importancia para el desarrollo de nuestra nación, solo haremos mención a las seis realizaciones que a nuestro juicio han tenido mayor trascendencia pública…

Uno. La renegociación del contrato minero del Estado con la compañía Barry Gold en el año 2012, el cual otorgaba a nuestro país un irrisorio 3%, mientras que la empresa minera se adjudicaba el 97 % del total de la producción.

Dos. La ejecución del programa de alfabetización “Quisqueya Aprende Contigo”, debido al cual, más de un millón de iletrados han alcanzado la meta de salir del analfabetismo, logrando así una nueva condición para adquirir conocimiento.

Tres. La asignación del 4% del Presupuesto Nacional a la Educación, cuyos recursos han permitido la construcción de decenas de miles de nuevas aulas en todo territorio nacional; así como el aumento salarial a todos los profesores del sector docente; la implementación de la Tanda Extendida, la cual garantiza el suministro de alimentación y la entrega de útiles escolares a más de un millón ochocientos mil niños de las fases primarias.

Cuatro. Las visitas sorpresas, ya instituidas en nuestro país como un ágil mecanismo de inclusión social y distribución de riquezas hacia los sectores más vulnerables de las zonas rurales y agrícolas del nuestro territorio. Cinco. La construcción y puesta en funcionamiento de la planta termoeléctrica de Punta Catalina; entre otras, este mega-proyecto marca un hito en la historia eléctrica del Estado, y al mismo tiempo enciende la esperanza a la definitiva solución de los incómodos apones en nuestros barrios y ciudades. Y sexto.

La Tarjeta de Solidaridad del Plan Social de la Presidencia de la República, mediante el cual se proporciona asistencia alimentaria básica a centenares de miles de familias pobres de todos los rincones del país.

Es oportuno señalar, que para la República Dominicana, como para la mayoría de los países del mundo, la sorprendente aparición y la rápida propagación de la pandemia del Coronavirus, a finales de diciembre del año pasado, ha desatado una severa crisis sanitaria, así como considerables daños a sus economías. Esta nueva dificultad, una vez más, ha puesto a prueba la buena práctica de nuestro gobierno, así como la solidez y la solvencia económica de nuestro país; la cual, según las predicciones de las economías del área latinoamericana, sería la única que no decrecerá.

Es evidente que a la oposición política, no le importa los éxitos de nuestro país, y mucho menos el buen desempeño que haya exhibido este gobierno. Recordemos las manifestaciones del movimiento llamado Marcha Verde en todo el país… las movilizaciones frente a la Cámara de Congresos con su soterrada defensa a la Constitución… las actividades de piquetes y protestas de jóvenes en el mes de febrero en la Plaza de La Bandera… los reclamos de la oposición y sus posicionamientos contrarios a los planes de confinamiento para detener la expansión del Coronavirus… los incendios en serie de los vertederos de las principales ciudades del país; y por supuesto, el incendio en la cordillera Central… y últimamente, las previas proclamaciones de vencedores de unas elecciones presidenciales y congresuales.

Todos estos actos son episodios vandálicos de una sistemática estrategia de campaña sucia, diseñada desde el año 2016 por todos los partidos políticos de la oposición, cuyo objetivo central está enfocado en desacreditar, difamar y derribar del Poder, al hombre que socialmente hasta ahora ha sido catalogado como el mejor Presidente de la historia de la República Dominicana, Don Danilo Medina Sánchez. En los últimos tres años, muchos dominicanos somos conscientes de ello, y ahora nos corresponde estar vigilantes para que no nos tomen el pelo.

En conclusión, por las difíciles circunstancias sanitarias y económicas que los dominicanos estamos viviendo a causa de la enfermedad del Coronavirus, y porque después que aminore la pandemia se prolongará por varios años en todo el planeta; nuestra nación necesita continuar en manos expertas, que estén comprometidas con el mejor porvenir de nuestro pueblo.

Por lo tanto, para que nuestro país pueda encadenar 20 años de crecimiento económico ininterrumpido, lo cual sería conveniente para todos y todas; el próximo domingo 5 de julio, llenando las urnas de votos morados, los dominicanos y dominicanas propiciaremos que el traspaso de mando sea posible de Danilo Medina Sánchez a Gonzalo Castillo, lo mismo que para los senadores y diputados del PLD.

¡Adelante, dominicanos y dominicanas, vamos a votar en el recuadro 1 de todas las boletas!

 

Por  Teodoro Reyes Torres

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