Ser agradecidos en un hábito que debemos forjarnos como hierro al fuego en la hoguera de las vanidades en las que a veces nos toca ser y estar.
El agradecimiento es una actitud que nos invita a fluir desde el sentimiento, en un viaje muy parecido a la plenitud consciente de saber que somos parte de algo mucho más grande que nuestro limitado entendimiento y que donde esta nuestra atención e intención estará nuestro corazón.
Agradecer con entusiasmo, tanto lo conveniente como lo incomprensible, es lo que demuestra el indudable propósito de nuestra vida, asi como indica la exhortación lapidaria de que, para ser verdaderamente felices en este plano, estamos llamados a dar por gracia lo que por gracia hemos recibido.