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23 de abril 2024
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OpiniónRafael Guillen BeltreRafael Guillen Beltre

Danilo Medina y el Poder Heredado

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El poder en si mismo es una agresión, representa una dictadura ejercida por quien lo posea muy pesar de que el mismo sea delegado, la voluntad de los seres humanos ha de ser puesta a prueba y tiene que ser puesta a prueba. Poder para hacer, para poseer, para elegir, para solucionar, para vivir. El poder arrincona el alma a las cuevas mas oscuras y profundas, jamás nos eleva mas bien nos envilece, disminuyendo lo que somos a lo que no somos, empujando a las personas al profundo abismo de sus propias miserias.

Todo poder posee rasgos dictatoriales, desde nuestra primera infancia nos enseñan a obedecer, y en cierto modo la obediencia es un principio del poder delegado, sea este justo o no, obedecemos a una autoridad que se nos impone, no por medio a la razón, mas bien ejerciendo siempre la violencia, no somos educados para elegir, mas bien lo somos para acatar lo que esferas superiores de la jerarquía establecida nos manda.

Los mandos son autoridades delegadas por una jerarquía que se nos impone como superior, y así hemos sido programados a través del sistema, primero en nuestros núcleos familiares, mas adelante con nuestra entrada al sistema educativo, nos sientan en un pupitre en una etapa de nuestras vidas donde las fuerzas naturales nos empujan al descubrimiento de cosas nuevas mas no por medio del intelecto sino a través de la experimentación, de la ilusión del juego y la sola observación, pero no obstante somos sometidos a cuatro o cinco mosaicos por horas muertas, captando las informaciones organizadas para que no pensemos sino que seamos seres pensados.

Nos levantan de madrugada, irrumpiendo nuestros sueños, uniformándonos para el adoctrinamiento hacia la obediencia sistémica, aquella responsable de los males que se pasean ante nuestros ojos sin que podamos hacer nada, dado que hemos sido cercenados desde la infancia de nuestras capacidades naturales de reaccionar ante todo aquello que no aprobemos. Para nada el sistema nos refina, nos pule, haciéndonos mas cultos y civilizados, todo lo contrario, nos deforma, nos empobrece y nos lanza contra una pared para destrozar las cualidades más excelsas con la que nacemos sin que ningún sistema haya tenido que hacer nada para que la poseamos.

Así quedamos preparados para obedecer, para no pensar, para ser sumisos no importando la naturaleza del mal que nos lacere. Ya lo dijo alguien por ahí, existen dos tipos de dictadura, la que se nos impone a la fuerza y la que elegimos por sumisión. La luz en el poder escasamente alumbra, salvo que se produzca artificialmente, y solo genera un efecto adormecedor en quienes la reciben.

No vale la pena luchar por esa forma de poder, proveniente de ese espectro de violencia, ningún estamento de nuestra sociedad está calificado moralmente para ejercer ninguna clase de poder, el poder es en sí mismo una aberración de la civilización, un descontrol dentro de un aparente orden jurídico, los pueblos siempre seremos el resultado de la irresponsable forma en la que hemos delegado nuestra capacidad de ser para que otros sean por nosotros. Hemos dejado que otros asuman el control de nuestras vidas, se los hemos permitido y lo seguimos haciendo cada vez que tratamos con autoritarismos a nuestros hijos, o los enviamos a la tortura de las escuelas interrumpiendo un proceso natural de crecimiento integral que se presenta a través de la curiosidad, el juego y las ilusiones.

Si no somos capaces de rebelarnos desde ya contra esa deformación y seguimos apostando al sistema para justificar nuestras propias incompetencias, no pretendamos pues, salir del caos, del servilismo y de la degeneración humana que nos abate, somos nosotros que la condimentamos cada vez que seguimos sus recetas envenenadas.

Al Presidente Danilo Medina en vez de administrar poderes le sugiero que administre conciencia, en lugar de la toma de decisión basada en la política mezquina, actué dentro del balance de su espíritu, no es verdad señor Presidente que su alma esta obligada a ser de determinada manera, a pesar de lo que diga el librito, usted es un ser libre, que esa libertad lo guie hacia una dirección propia, autentica y coherente con su conciencia. Las almas que ahora le rodean no estarán con usted luego, su única compañía será su conciencia. Llego el momento de los cambios en la naturaleza oscura de ese poder heredado por la humanidad desde tiempos ancestrales. ¡Que brille la Luz y la Verdad!

 

 

 

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