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25 de abril 2024
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OpiniónHumberto SalazarHumberto Salazar

Danilo en su propio laberinto

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Con la salida de múltiples candidaturas dentro del Partido de la Liberación Dominicana, somos muchos los que comenzamos a plantearnos cual será la posición del Presidente Danilo Medina frente a las próximas elecciones nacionales, en un país, que, como la República Dominicana, es uno de los pocos ejemplos que existen en América Latina de crecimiento económico sostenible en las dos ultimas décadas.

Y es que la persona que escoge el servicio público como eje central de su existencia, puede no haberse dado cuenta de que este camino, aparte del enorme sacrifico personal y familiar que conlleva, es un verdadero calvario donde lo primero que se sacrifica es la voluntad individual, inherente a los seres humanos desde que racionalizan sus decisiones, cambiándola por una voluntad colectiva veleidosa y cambiante por demás.

Si un proceso electoral será decisivo para el futuro del país, serán las próximas elecciones, que se presentan como el ¨ultimo cuplé¨ de un sistema partidista que se construyó hace mas de 4 décadas, tiempo en que todavía se discutían temas vinculados a la vía mas conveniente para desarrollar nuestros países, el mundo se debatía entre comunismo o capitalismo y eran muchos los que intentaban imponer sus ideas por la ¨boca del fusil¨.

Todo eso quedará atrás, como ya se ha demostrado en la mayoría de los países de América Latina, en las próximas elecciones nacionales, porque no es cierto que las nuevas generaciones de dominicanos, tienen algún vinculo emocional con los fundadores de los partidos tradicionales, que solo son recordados en algunas misas y ofrendas florares anuales, en las que las asistencias son cada vez menores.

Si algo caracteriza los procesos políticos es el cambio, y como lo ha demostrado la discusión sobre el modelo de elección de los candidatos de la vetusta y arcaica partidocracia dominicana, existe una parte de los políticos que se resisten, bajo los mas inverosímiles argumentos, a que ese cambio se produzca por las buenas, en orden, creando un espacio de apertura a la participación e inclusión de la ciudadanía en las decisiones que los afectan.

Si nos sumergiéramos en el laberinto donde se encuentra Danilo en estos momentos, es posible que pensáramos en el futuro de todos los proyectos agroforestales iniciados en el presente cuatrienio, el impacto que tendrá sobre el sur profundo cuando se termine la presa de Monte Grande, como se le dará seguimiento a la reintegración del sector publico a la producción de energía eléctrica, la forma en que se desarrollará el sur del país con las grandes inversiones en turismo en esa parte de la República Dominicana.

Es posible que también pensáramos como aprovechar las posibilidades de las relaciones diplomáticas con la República Popular China, eso abre un escenario nuevo para el país, que debe mirar hacia Asia, como lo están haciendo todos los países del mundo que se respetan, pues con sus miles de millones de habitantes son este país, Corea, India, Singapur, Tailandia y todo el sudeste asiático, quienes impulsaran el desarrollo del planeta en el siglo XXI, y esto no se construye solo, hay que sentar las bases tomando decisiones asertivas sobre un tema esencial para el futuro de las nuevas generaciones de dominicanos.

Pero pareciera que ahora nos dimos cuenta de que el principal problema de la frontera que hacemos con Haití, es que se esta quedando despoblada por falta de oportunidades y baja inversión en todos los ordenes que ha sido la característica que ha marcado la real ciño del gobierno central y la empresa privada, desde aquel plan de ¨dominicanización¨ que emprendió la dictadura de Trujillo en los años 40 y 50, y Danilo ahora comienza a ser un frecuente visitante de esa zona con una sola pregunta para los valientes centinelas que se han quedado en la frontera: ¨díganme en que los podemos ayudar¨.

El laberinto de Danilo también lo hace encontrarse con un grave problema no resuelto en los programas sociales del estado dominicano, un sector sanitario que no encuentra el norte, podemos afirmar que aunque se construyan y reconstruyan los mas de 160 hospitales de la República Dominicana, si no se aplica el cambio de modelo que esta descrito en la ley y soportado por cientos de estudios que reposan con el polvo encima en los archivos de las instituciones publicas y privadas que tienen que ver con el tema, simplemente estamos ¨arando en el mar y sembrando en el viento¨.

Esto es una decisión política de altísima prioridad en la República Dominicana, que avanzó durante el presente gobierno, parece detenida en el tiempo, pero que las opciones de vuelta al pasado que se presentan desde otro litorales, lo que podría es devolver en reversa lo que a trompicones hemos ido avanzando, y esta si es una deuda social que tienen los gobiernos del PLD con una parte importante de la población, en este caso no solo la mas pobre, porque la creciente clase media ve como sin poder hacer nada se le encarecen los servicios y el nivel de atención disminuye sin que pueda hacer nada.

Y la otra pata de la política social, la educación, todavía trabaja en dar contenido a la correcta política de tanda extendida, la que se esparce de forma transversal por todo el sistema educativo, mientras se lucha por adaptar todo lo que se enseña en las aulas a los cambios que se producen a nivel global, en un ambiente de confrontación permanente con los que dirigen uno de los sindicatos mas agresivos que existe en la República Dominicana, que parece haber olvidado que la otra cara de los derechos son los deberes.

La llamada ¨revolución educativa¨ no consiste solamente en la construcción de aulas y dar comida a los niños y jóvenes que utilizan el sistema educativo público, los retos que nos esperan son mas profundos que los realizados hasta ahora, tienen que ver con cambios en metodología de enseñanza, evaluación de los maestros y la ruptura de un modelo que privilegia la memorización sobre la racionalización.

Ademas se deben comenzar a mostrar los resultados de la mejoría de nuestro sistema educativo con indicadores que demuestren avances en materias básicas como lenguaje, ciencias y matemáticas, que es la única forma de evaluarnos a nosotros mismos como nación y saber que estamos caminando por el rumbo adecuado, esto no es juego ni se resuelve con consignas, en este tema nos jugamos el futuro de las próximas generaciones de dominicanos, que tendrán que lidiar con un mundo de competidores globales donde los mas educados tendrán una enorme ventaja competitiva

Vivimos en una época de enormes cambios, tan rápidos que nuestras creencias, tradiciones y conceptos son sustituidos a golpe de teclado y toques en pantallas táctiles en nuestras narices y de de forma imperceptible para muchos, y esto para una persona que gobierna un país en pleno crecimiento como es la República Dominicana, tiene que ser motivo de una profunda reflexión en cuanto a su responsabilidad colectiva, ya que por su propia decisión hace muchos años asumió el camino del servicio publico, probablemente sin pensar que el destino le llevaría a una encrucijada como esta.

Pero la mas grave responsabilidad de Danilo en estos momentos, aparte de los grandes cambios materiales que esta construyendo junto con millones de dominicanos, porque la riqueza es factura de todos los que trabajamos, es la necesidad de generar los cambios que deberían consolidar el proceso que se inició en nuestro país en el año 1992, se interrumpió en el 2000-2004, se retomó a partir del 2004 y no se ha detenido hasta el momento actual, es decir, garantizar que no volveremos hacia atrás, como ha sucedido en muchos otros países de este continente.

Lew Kwan Yew es uno de los personajes históricos mejor valorados en el día de hoy en todo el mundo, después de su muerte a los 91 años se ha convertido en el oráculo de los gobernantes de los países pobres pues en base a las políticas aplicadas en Singapur, un país pobre, pequeño, sobrepoblado y rodeado por potencias que buscaban su fracaso; lo convirtió en una nación con un ingreso percapita de 59 mil dólares (por encima de los Estados Unidos), la séptima potencia económica de Asia y el principal centro financiero de su área geográfica, entro otras virtudes.

Cuando en la República Dominicana peleábamos una guerra civil, que inexplicablemente algunos glorifican, nacía Singapur bajo el mando de Lew Kwan Yew que fue su primer ministro por cerca de 30 años ininterrumpidos, y al dejar el cargo de un país, con un sistema de salud y educación envidiables y no igualados por la mayoría de los países desarrollados, escribió en sus memorias que ¨si Singapur es hoy un Estado controlado, entonces estoy orgulloso de haberlo promovido¨, ojalá que el libertinaje y los excesos de una democracia mal entendida, no provoquen desandar el camino que estamos transitando.

En su libro ¨Singapur del Tercer al Primer Mundo 1965-2000¨, publicado por Lew Kwan Yew antes de su muerte en el año 2015, están descritas en forma magistral cuales fueron las medidas que tomó este visionario para llevar prosperidad y calidad de vida a los 6 millones de singapurenses que viven en poco menos de 7 kilometros cuadrados en ese lejano, para nosotros, lugar del mundo.

En sus paginas por ningún lado dice que decidió alguna vez dejar de lado su compromiso en aplicar lo que quería para la mejoría de su pueblo, ese es el laberinto donde los estadistas tienen que tomar las grandes decisiones, en nuestro caso, estamos frente a un reto enorme del que solo podremos salir con un ejercicio de responsabilidad de parte de las personas a quienes el destino ubicó como decisores en este momento histórico.

¡Que Dios los ilumine! es lo único que podemos pedir.

Por Humberto Salazar

 

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