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19 de abril 2024
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OpiniónFélix Nova HicianoFélix Nova Hiciano

Daniel Ortega: de héroe liberal a caudillo

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“¡Tú eras el Elegido! ¡El que destruiría los sith, no el que se uniría a ellos! ¡El que vendría a traer el equilibrio a la Fuerza, no a hundirla en la Oscuridad!”
La frase anteriormente citada es de la famosa franquicia de Star Wars o mejor conocido en Hispanoamérica como Guerra de las Galaxias, una frase que no solo se aplica en la famosa saga que salto a la fama gracias al séptimo arte, también que se puede aplicar en muchas otras áreas como lo es la política.

¿Qué tiene en común la frase citada al comienzo con la política?
Fácil, encontramos líderes políticos o que en su momento de apogeo o crecimiento político tenían un discurso de cambio, vencer a un régimen autoritario que tenga secuestrada la democracia y poder instaurar un Estado social democrático y de derecho que se respete las libertades de los individuos, aunque al final eso no es lo que sucede realmente.

En Nicaragua vive esa gran ironía actualmente quien lideró la revuelta contra la dinastía Somoza, hace 40 años, su actual mandatario se convirtió en aquello que juraba derrotar para liberar a su país, algo que está muy alejada a la realidad.

Los latinoamericanos somos testigos de esa paradoja dramática en Nicaragua: la paulatina conversión del héroe en villano, el resquebrajamiento del mármol revolucionario con el que se erigieron los rebeldes sandinistas hace poco más de tres décadas.

Daniel Ortega, fulgurante líder guerrillero sandinista a finales de los setenta, ha añadido su nombre al de tantos tiranuelos tropicales que, supuestamente, se habían extinguido en América Latina desde el siglo pasado.

Algunos vieron al Daniel Ortega de entonces como la versión nicaragüense de otro revolucionario: el Che Guevara. Pero hoy esos “ches” están encarnados en sus opositores: los estudiantes que en  abril 2018 empezaron a manifestar en contra del presidente en una crisis que ha cobrado casi 300 muertos.

Desde los años 80, Daniel Ortega ha dirigido de manera intermitente a Nicaragua. Superó crisis tras crisis como la guerra civil (1979-1990), el apoyo de Estados Unidos a los Contras y el escándalo del “Irángate”, la extrema pobreza que dejaron años de conflicto, la derrota política sandinista en los años 90 que sacó de la escena del poder al FSLN y al mismo Ortega, convirtiéndose desde entonces y por 16 años en el eterno candidato de esta formación política.

Su compañera en la boleta electoral  es su esposa Rosario Murillo. Un binomio que se ha vuelto omnipresente en la esfera pública nicaragüense. “Es casi una monarquía, se sienten ungidos por Dios para ser los monarcas del país. La gente no sabe en el enredo que se está metiendo porque solo tienen una política asistencialista”, comentaba la escritora Gioconda Belli poco antes de la reelección de 2016.

Durante el tercer periodo de gobierno de la pareja Ortega-Murillo, la sombra del somocismo ha ensombrecido al poder nicaragüense.  El oficialismo sandinista se mantiene a flote agitando el argumento de la amenaza estadounidense, cuyo fantasma también ronda en la memoria de la población.  Por otro lado, la ausencia de una oposición sumada al fraude electoral ha permitido que el Orteguismo se enquiste en el poder.

La sombra de la familia Somoza se proyecta a través de la familia Ortega. El caudillo receptor de esperanzas en tiempos pasados, hoy es muy temido y poco amado por su pueblo. Y como si de un cuento de Chesterton se tratara, un sacerdote católico en el país centroamericano tiene un inusitado protagonismo en medio de una crisis política y humanitaria que ya cuenta por centenares a sus muertos.

Ortega es uno de los casos más conocidos en el mundo de convertirse en lo que prometía derrotar en su tiempo para practicar lo mismo que aborrecía (nepotismo, opresión, etc…) como muchos otras figuras y agrupaciones que se desviaron totalmente de sus ideales, lo que me hace pensar que el remedio es peor que la enfermedad.

Al igual que al comienzo, se aplica idóneamente otra frase icónica del cine, esta ocasión es de la película de Christopher Nolan, The Dark Knight:

“Mueres siendo un héroe o vives lo suficiente para volverte un villano.”

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