Nuestra crisis es política, toda vez que de hecho el primer poder del estado en República Dominicana es el partido, pues de ahí dimanan los demás “poderes”, hoy el virus de la corona del PLD ha contagiado a la corona del gobierno y todas sus instituciones, con razón Balaguer decía “la Constitución es un pedazo de papel”, verdaderamente es un catálogo muy tóxico, altamente radiactivo, pues concentra tanto poder en el presidente que lo hace el mandamás de todo, desde los árbitros hasta las determinaciones, sin límites, se concatenan el círculo vicioso organizacional, (TODO EL PODER PARA EL PRESIDENTE), partera de nuestras debilidades institucionales y madre de las crisis.
Grietas, tensiones en el tejido político, social y económico, renuncias, ineficiencias, disfuncionalidad, pusilanimidad, decisiones erráticas, vislumbran la lectura de la fotografía de nuestra actual crisis política, por suerte para RD a Danilo no le tiembla el pulso, la JCE ha colapsado, se ha quebrado en sus operaciones, carece de capacidad gerencial, un ciudadano común dura 5 y más años para conseguir una partida de nacimiento que desgraciadamente caduca al semestre, mientras el empresariado recibe “incentivos fiscales” del orden del 1% del PIB, misma quinta parte de la suma de lo invertido en protección social, salud y educación, la influencia del presidente es total y directa en los poderes fácticos, pero no es lo mismo el valor esperado de la utilidad que la utilidad del valor esperado, en este y todos los casos.
Cinco de los últimos 6 lustros han sido gobernados por el PLD, sin oposición de calidad, salvo la lucha interna por el control del poder entre sus líderes, han hecho reformas constitucionales reeleccionistas y han concertado pactos de acuerdos de reparto del poder, EL NO CUMPLIMIENTO DE PARTE Y PARTE HA SIDO EL DETONANTE DE LAS CRISIS, han dividido el partido y han fracturado el poder, eso dizque de 1.- poder legislativo, 2.- poder ejecutivo, 3.- poder judicial, esa jerarquización organizacional en los hechos es letra muerta, en RD el primer poder del estado es el partido, pues de éste dimanan todos los demás, el presidente maneja el presupuesto y lo controla todo, de los otros “órganos de poder” su viabilidad operativa está supeditada a la restricción presupuestaria impuesta lo cual pone en entredicho sus capacidades, ¿Garantiza el tribunal constitucional la supremacía de la constitución?, ¿La cámara de cuenta fiscaliza los recursos públicos, regula la moneda y el sistema financiero la junta monetaria?, ¿El defensor del pueblo salvaguarda los derechos fundamentales, JCE organiza, dirige y decide elecciones?, ¿TSE juzga los delitos electorales y pleitos políticos?, teóricamente sí, la respuesta real es no, pues sus presupuestos dependen de la voluntad del ejecutivo, nuestra debilidad constitucional es partera de nuestras fragilidades institucionales, madre de la crisis política actual.
Por Edgar Marcano