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23 de abril 2024
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OpiniónRafael Alfredo Marcano GuzmánRafael Alfredo Marcano Guzmán

Cuba y Estados Unidos, 115 años de tensión

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Con el anuncio hecho por Donald Trump, Presidente de los Estados Unidos de América, de dar marcha atrás al proceso de diálogo y apertura entre su país y Cuba, iniciados por Barack Obama, se abre un nuevo capítulo en esta historia de amor y odio que rodea las relaciones entre estos dos países y que parece nunca llegará a su fin.

Con este anuncio se reanuda la limitación de viajes a la isla, los cuales habían aumentado significativamente gracias a la creación de nuevas modalidades de categorías de viajes. Solo basta observar que en los primeros 5 meses de este 2017 alrededor de 284,565 ciudadanos americanos han visitado la isla de Cuba, cifra que casi iguala al número de visitantes americanos recibidos en la isla en todo el año 2016.

De igual forma, la administración Trump, ha prohibido el comercio con el conglomerado militar, responsable de más del 60% de la economía cubana. Asimismo, se reanuda el discurso agresivo en contra del régimen socialista castrista.

Como era de esperarse la respuesta del gobierno cubano no se hizo esperar. Raúl Castro, Presidente de Cuba, anunció que cualquier medida tendente a cambiar el sistema instaurado en la isla está condenado al fracaso, agregando que E.E.U.U. no está en condiciones de darle lecciones a nadie sobre  derechos humanos.

Tomará algunos meses para que las medidas anunciadas por Trump se hagan una realidad en la isla gobernada por Castro, tiempo más que suficiente para que la comunidad internacional juegue su papel y realice las gestiones necesarias para que la razón se imponga ante este nuevo conflicto.

¿Por qué las relaciones tan tirantes entre E.E.U.U. y Cuba? La historia nos responde esta inquietud.

Tras finalizar la guerra de los diez años en el año 1878, Estados Unidos comienza a invertir grandes sumas de dinero en la isla caribeña, orientados principalmente a sectores como el azúcar, tabaco, entre otros. Durante esta etapa la economía cubana comienza a depender, en una gran parte, de las relaciones comerciales con E.E.U.U.

En el plano político y militar Cuba se encontraba imbuida de un espíritu de independencia que buscaba terminar con el dominio español que imperaba en la isla desde su llegada en 1492. La semilla independentista sembrada en 1868 por Carlos Manuel de Céspedes se había esparcido como pólvora, dando sus frutos en personajes como José Martí, Máximo Gómez, Antonio Maceo, entre otros.

Mientras la lucha entre cubanos y españoles se intensificaba, Estados Unidos decide intervenir. Bajo el pretexto de garantizar las inversiones estadounidenses en Cuba envía el acorazado Maine al Puerto de La Habana en 1898.  La mañana del 15 de febrero el Maine explota ocasionando la muerte de una gran parte de su tripulación. De 355 personas que lo ocupaban 253 perdieron la vida. Las causas de la explosión todavía sigue siendo una incógnita, aunque gracias al lobbismo ejercido por grupos económicos importantes de la isla, entre ellos el azucarero, que buscaban que E.E.U.U. entrara a la batalla a favor de Cuba y gracias a una amplia campaña mediática ejercida en Estados Unidos, toda la culpa de la explosión fue atribuida al gobierno español.

Es así como E.E.U.U. se ve obligado a participar en la guerra. El 10 de diciembre de 1898 se firma entre Estados Unidos y España, el Tratado de Paris mediante el cual se le daba fin a la guerra hispano-cubana-norteamericana (conocida también como guerra hispano-estadounidense). Con la firma del Tratado de Paris finalmente Cuba adquiría su independencia de España pero quedaba bajo la tutela de Estados Unidos de América.

El 1 de enero de 1899 inicia la ocupación militar estadounidense en Cuba, la cual estuvo encaminada principalmente a garantizar las inversiones e intereses norteamericanos en la isla y por tanto garantizar una posición de ventaja en la isla de cara a la futura etapa republicana que le tocaría vivir. La mayor muestra de esta presión lo constituye la Enmienda Platt, apéndice agregado a la Constitución Cubana mediante el cual el gobierno estadounidense se otorgaba el derecho a intervenir en los asuntos internos cubanos cuando lo entendiera necesario. Fue así como el pueblo cubano tuvo que decidir entre aprobar la constitución con la Enmienda Platt o seguir indefinidamente con la ocupación militar norteamericana. El 12 de junio de 1901 decidieron lo primero.

El 20 de mayo de 1902 con el triunfo de Tomás Estrada Palma el mundo es testigo del nacimiento de la República de Cuba. Desde ese día hasta hoy, las relaciones entre Cuba y Estados Unidos han estado marcadas por los conflictos y tensiones.

Quizás la causa de estas relaciones tan tensas radiquen en la Enmienda Platt; o recibir a los contrabandistas de alcohol durante la ley seca. Quizás las mismas se deban a recibir a mafiosos reconocidos como Lucky Luciano o Meyer Lansky, siendo este último gran promotor y financista del dictador Fulgencio Batista. Quizás las tensiones vengan como consecuencia de las expropiaciones y nacionalizaciones de capitales norteamericanos tras el triunfo de la Revolución Cubana en 1959; quizás por Cuba decidir unirse al Bloque Socialista durante la guerra fría, o quizás por Cuba construir junto a Venezuela un nuevo socialismo que abarcó recientemente a casi todos los países de nuestra Suramérica.

Las causas que originan las tensas relaciones entre Cuba y E.E.U.U. son tan variadas y diversas que resulta imposible establecer una como causa principal. Más desalentador resulta el hecho de que cada día pueden surgir nuevas situaciones que coloquen a estos Estados en posición de lucha.

Es simple, Cuba representa para Estados Unidos el hermano menor que no ha podido domar y para sus aspirantes a presidentes el motor que sirve para ganar votos en el importantes estado de la Florida. En cambio, Estados Unidos representa para Cuba la justificación perfecta de sus males y el responsable directo del lento avance de la isla caribeña.

Como puede apreciarse las clases políticas dominantes de ambos países ganan con esta tensión quizás sin pensar en lo más importante que tienen, sus pueblos.

 

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