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24 de abril 2024
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OpiniónRolando FernándezRolando Fernández

¡Cuánta demagogia patriótica: loas vacías al fundador de la nacionalidad dominicana!

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A Juan Pablo Duarte se le rinden honores; se alaba sobremanera; pero, jamás se le trata de emular su alto sentir patriótico entre los nacionales de este país.

En realidad, se ignora su gran obra liberadora en favor de este pueblo. Cuántas pantallas protocolares, politiquerías, e hipocresías a granel generalizadas, son las cosas que de ordinario se estilan en cada efeméride alusiva al gran patricio.

Tan “sentidos” son los honores de que es objeto, que hasta se juega desaprensivamente con su fecha natalicia. El asunto no es celebrar su cumpleaños, sino hacer provecho de la ocasión para promover actividades comerciales y turísticas, acomodando los fines de semana con que coincida, a conveniencias mercuriales obvias de grupos económicos nuestros; moviendo la fecha a voluntad de los sectores inclinados por sacar beneficios derivados de esas actividades. Esta vez, ¿cuál era la diferencia entre viernes (la fecha real), y el lunes siguiente, que no fuera el acotejo de estilo.

También, es probable que tal determinación estuviera acompañada en el presente de una estrategia gubernamental, para restarle impacto presencial a la anunciada “Marcha Verde”, del 28-1-18, ubicándole en medio del largo feriado predispuesto, en que la gente por lo regular se desplaza hacia el interior del país a vacacionar. ¡Ponerla en otra cosa!

Como es bien sabido, la cuestión no es que se recuerde al Padre de la Paria, y se honre como es debido, con verdaderos actos oficiales alusivos a la hazaña histórica encabezada por el gran prohombre, que tantos denominan hoy despectivamente como tal, y que se han dado a la tarea solapada, hasta casi pública a veces, de promover desde el interior de la misma su unificación con Haití.

A Duarte aquí muy poco se le recuerda como debe ser. Si en verdad se le estuviera agradecido por su trabajo liberador de otrora, las actuaciones de los representantes de este pueblo fueran otras, en términos de salvaguarda y sólida protección de su soberanía; también, del accionar patrio correspondiente en todos los sentidos, acompañado siempre de connotada voluntad política.

Además, las sólidas frases de aquel prócer de la libertad nuestra, fueran asimiladas, y observados sus valiosos contenidos, con principalía aquella que reza: “Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán siempre víctimas de sus maquinaciones”.

Ahora sí que habría muchos para hacerlo aquí en ese orden, dentro de toda esta “cloaca política” y empresarial que ha venido gravitando en la República durante los últimos lustros, con muy contadas excepciones, repleta de corruptos y antinacionalistas hasta más no poder.

La reflexión que se impone en estos tiempos es: “Si Duarte, y sus consocios volvieran, ¿procederían igual?” ¡Difícil sería creerlo! Es más, probablemente hasta se arrepentirían de haber sido dominicanos.

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