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23 de abril 2024
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OpiniónOsvaldo A Basilio ReyesOsvaldo A Basilio Reyes

Cuando nuestras discusiones se convierten en pleitos y/o enfrentamientos

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La convivencia humana en la mayoría de las veces puede traer consigo discusiones o pleitos cuando están en juego la defensa de los respectivos intereses económico, político, familiar, social, inclusive hasta religioso.

No  debemos confundir una cosa con la otra, ya que la discusión surge  como consecuencia de posiciones encontradas entre dos personas, grupos de personas o entre Estados, que con la finalidad de buscar un punto consensuado a sus diferencias, sentándose en la mesa del dialogo para tales fines.

No sucede lo mismo con el pleito o enfrentamiento, toda vez que estos  surgen como consecuencia del abortamiento de una discusión, resultante del uso de palabras inadecuadas, del o poco agradable tono de voz utilizado, o de la terquedad de alguno de querer imponer su criterio a como dé lugar, de esa forma avasallando o no importándole el derecho de los demás

Podría decirse que el consenso y la conciliación son los hijos legítimos de la discusión; la violencia es fruto del pleito o del enfrentamiento, situación esta última que debemos esforzarnos por evitar utilizando todos los medios de lugar.

En razón de que toda persona tiene derecho a estar de acuerdo o en desacuerdo con tal o cual situación, siendo sumamente necesario para el mejor ambiente de la vida social, discutir sentándose a hablar de manera conciliadora con el fin de buscar una salida o punto común a nuestros diferendos, que por razones humana siempre van a estar con nosotros.

El uso de palabras que puedan lastimar los sentimientos, la imposición de criterios y el tono de voz lacerante o apabullante pueden ser detonante de violencia que de seguro llevarían al traste cualquier ánimo de discusión a los fines de solucionar tal o cual asunto.

En materia de pareja- esposos, cuando el amor se ha dormido por falta de motivación que no es exclusivamente sexual, sino también falta de comprensión, dialogo y consideración, frecuentemente se amparan en el uso de improperios, palabras hirientes y vías de hecho para hacerle daño al otro, hasta tal punto que convierten  sus vidas en un desastre, afectando de manera mayúscula la vida familiar que en honor a verdad no todo es color de rosa(pero es importante, bonito y necesario mantener su convivencia), llegando la mayoría de las veces a su disolución, siendo esta la madre de los crímenes y delitos sociales, si tomamos en consideración que en la niñez y adolescencia de la mayoría de los delincuentes comunes, ha habido una desorganización de sus familias fruto de la violencia y falta de tacto en sus discusiones, imputable o enrostrable  a  uno de sus padres o ambos, independientemente de sus condición de victimas por motivos del mundo circundante o entorno social que les rodea, siendo culpables de este último aspecto la sociedad en general, en especial las autoridades, y la amplia y rapaz desigual social existente en el mundo, que les troncha sus legitimas oportunidades y aspiraciones.

Ahora bien, retomando a nuestro tema, es muy significativa la reunión que sostuvieron el gobierno y la oposición de Venezuela, con el arbitraje de la República Dominicana, y de otros países que discutieron diferentes alternativas a los fines de buscar un punto común entre ambas partes, que sus diferencias han dado como resultado violencia extrema y la pérdida de vidas y bienes que tienen a ese hermano país en situaciones muy difíciles, pidiéndole nosotros al Dios todo poderoso y a la sensatez de las partes que encuentren una fórmula satisfactoria que pueda ser aceptada por los actores en este caso el gobierno y la oposición de Venezuela , a los fines de que retorne la hermandad entre ellos para bien el bien de todos , ya que son parte de nuestro continente.

Nuestros país le debe gratitud a nuestro hermanos Venezolanos, toda vez que acogieron en su momento a nuestro primer padre de la Patria Juan Pablo Duarte, y a su familia como consecuencia del destierro forzado de que fueron objeto por parte de los coterráneo ingratos, que fueron el primer presidente de la República Pedro Santana y sus satélites.

 

                    

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