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19 de abril 2024
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¿Cuál es peor, el remedio o la enfermedad?

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Ante una gran disyuntiva….

En los actuales momentos que vive el país, en el cual la pandemia coronavirus (SARS-Cov-2) ha impactado de forma significativa nuestra economía, provocando una aguda contracción en todos los sectores críticos, como turismo, construcción, exportación, zona franca, agricultura y minería, el gobierno se encuentra ante el gran reto de volver a encauzar el país hacia un desarrollo sostenible a largo plazo y tendrá que tener como punto de partida hacer mejoras sustanciales en la eficiencia del gasto público y favorecer la inversión.

Tomar el mando en medio de estos problemas tan críticos y adoptar las medidas necesarias para atender los sistemas sanitarios y minimizar los daños a la población, así como enfrentar  las  múltiples y profundas crisis estructurales que tenemos como: la pobreza, el hambre y las consecuencias del cambio climático, no parece ser una tarea fácil en medio de  un país debilitado por una corrupción galopante, con una fuerte presión sobre la impunidad y ante las  improvisaciones y frecuentes indecisiones de parte del gobierno de las medidas a implementar,  unidos a la presión de las bases del Partido Revolucionario Moderno (PRM), y con  algunos miembros del gabinete presidencial en posiciones transcendentales sin ser especialistas  del área y sin las  pericias  y conocimientos adecuados para desempeñar eficientemente sus funciones, no hay dudas de que el presente gobierno tiene por delante  uno de los más grandes desafíos de nuestra historia.

El compromiso es grande y no tenemos dudas de las buenas intenciones del actual gobierno, pero se impone que prioricemos las acciones,  y el gabinete comprometido con aportar soluciones, en lugar de destinar tiempo en hacer denuncias permanentes de actos de corrupción o faltas administrativas de servidores públicos o personas físicas o morales privadas vinculadas con actos del gobierno anterior, sin tener  los debidos fundamentos y sin utilizar los canales establecidos para eso, dejemos esos casos  en manos del Ministerio Público y avoquémonos a los roles que nos competen y a la concertación .

Es necesaria una mayor coordinación e integración de todos los actores sociales, políticos, ambientales y económicos sin inclinaciones ni bandera políticas y de manera expedita, segura y participativa, utilizar todos los instrumentos normativos que tienen a su disposición, entre ellos las políticas monetarias, fiscales, comerciales y de inversión, para estabilizar la economía. Es evidente que es indispensable el financiamiento el cual estimula el crecimiento económico y el desarrollo, como también es evidente que las fuentes tradicionales de financiamiento no bastarán para implementar los planes del gobierno, es necesario el desarrollo del mercado de capitales para cubrir necesidades de financiamiento interno a largo plazo.

Es tiempo de involucrar todos los sectores para determinar por nivel de prioridad que acciones debemos tomar para desmontar o minimizar los obstáculos y aumentar la calidad de vida. El panorama que tenemos por delante no se va a resolver plenamente con estas medidas, tendremos que complementarlas y será necesaria solicitar la asistencia internacional y  la cooperación global y regional, ya ningún país podrá combatir de manera particular una situación de crisis mundial.

En materia fiscal, se deben reorganizar presupuestos para implementar paquetes de estímulo fiscal a las empresas como reducciones de impuestos, acceso a créditos o subsidios a largo plazo, no aumentar impuestos a los asalariados, proteger los ingresos y minimizar la contracción de la economía. En el área monetaria hay que procurar la estabilización de los tipos de cambio y preservar la solvencia y el funcionamiento del mercado bancario. En el sector financiero aumentar el financiamiento del comercio y el capital de trabajo para las medianas y pequeñas empresas. En el sistema de salud mantener las cadenas de suministro y reducir los riesgos de deterioro de la situación, mediante la asistencia, el equipamiento médico y el suministro de productos farmacéuticos.

El crecimiento exponencial del coronavirus ha obligado a las autoridades de todos los países del mundo a aplicar medidas cada vez más restrictivas, que afectan a la vida personal y laboral de millones de personas, pero a la vez han aplicado medidas para mitigar los efectos económicos. Los países con economías estables como las sociedades ricas del norte y en particular en los países europeos, han enfrentado la crisis con sus recursos disponibles, pero las referencias de esos países ricos no es la realidad para el Caribe ni para América Latina y otras regiones pobres del mundo.

Estos son algunos ejemplos de las medidas tomadas por países con economías desarrolladas ante el rebote de la pandemia:

Italia impuso fuertes medidas restrictivas del movimiento de las personas, a la vez que incluyen suspender el pago de impuestos e hipotecas para las personas que hayan quedado sin empleo o que hayan sido despedidas y cuando se reinicien los pagos, seguirán bajo las mismas condiciones que tenían antes de la interrupción. (Eso no sucede así en nuestro país, los intereses de los créditos continúan corriendo y para mantener la cuota del crédito prolongan el plazo o simplemente pagas los intereses suspendidos en una sola cuota para mantenerte el plazo original).

España estableció una moratoria de 6 meses para el pago de impuestos a pequeñas y medianas empresas (pymes) y trabajadores autónomos, con bonificación en los intereses y dispuso una línea de financiación específica a través del Instituto de Crédito Oficial para atender las necesidades de liquidez de las empresas y trabajadores autónomos del sector turístico.

Alemania prometió liquidez ilimitada a las empresas como una medida de protección frente a los efectos de la pandemia. Es un programa de garantías de la banca pública para préstamos sin un tope máximo.

Francia estableció que se garantice hasta el 70% del crédito a pymes que tengan problemas para obtener préstamos de su banco.

Estados Unidos redujo recientemente las tasas de interés a casi cero y lanzó un programa de estímulo de US$700.000 millones en un intento por proteger su economía La Casa Blanca propuso reducir las cotizaciones sociales temporalmente para que la renta neta de los trabajadores después de impuestos y retenciones sea mayor.

Ahora esta es la disyuntiva que tiene nuestro país por delante ¿En medio del rebote del Covid 19, que nos corresponder hacer?; ¿Tomar medidas de políticas concretas para proteger la población y reducir los daños a sus economías? ¿Desviar los recursos públicos para combatir el brote y disminuir los fondos disponibles para prioridades de desarrollo fundamentales? ¿Proteger la población del contagio masivo o no?   ¿Seguimos con la medida de confinamiento o la flexibilizamos? ¿Estamos nosotros en condiciones de seguir constriñendo la economía? ¿Estamos en capacidad de aplicar las medidas posibles para proteger a los trabajadores tales como garantizar el empleo y brindar la asistencia social y sanitaria a los sectores más vulnerables? ¿Ante la comparación con los países desarrollados antes mencionado tenemos la capacidad de prolongar las medidas de contención en las actuales situaciones en que nos encontramos? ¿Cuáles serían las repercusiones de continuar con estas medidas? Esto es un caso de estudio.

Esto tiene consecuencias preocupantes para los países en subdesarrollo como el nuestro, una recesión económica podría afectar también la lucha contra la pobreza extrema. Es lamentable, pero en países como el nuestro la situación se agrava y en medio de la crisis económica, una disminución considerable de los ingresos y un vertiginoso aumento de la pobreza cabe preguntarse: ¿Son sostenibles las medidas de contención? ¿Disponemos de recursos suficientes para mantener medidas paliativas y de ayuda sociales?

Es procedente  que si no disponemos de fondos suficientes para  hacer frente a las necesidades de la población, necesariamente la primera medida a tomar es flexibilizar paulatinamente las medidas de contención, y ampliar el horario de circulación de los ciudadanos, ya que con el cierre del país se han reducido la producción, con las medidas de sujeción han provocado la disminución del comercio, el cierre de la mediana y pequeña empresa,  ha aumentado el desempleo, ha provocado el alza de los precios y como consecuencia de esta crisis ha aumentado la delincuencia y  todo esto unido a  las crisis de salud y los sistemas de protección social insuficientes, han influido considerablemente en el nivel de vida de la población al reducir los ingresos del trabajo y los activos familiares y esto ha afectado económica y psíquicamente  a la población desencadenando otras crisis peores.  Entonces tenemos que cuestionarnos ¿Cuál es peor el remedio o la enfermedad?

Las consecuencias de este periodo de contención son bastante alarmantes, es impostergable, que los encargados de formular las políticas actúen rápidamente para prevenir que los males se propaguen y reducir tanto la presión financiera como el aumento de la ansiedad ante la creciente inseguridad laboral  y ante el pánico causado por la pandemia.  Mientras más dure el periodo de contención más vulnerables seremos al peso del impacto social y económico de la pandemia y menos recursos tendremos para combatirla.  Las cartas están sobre la mesa.

 

Jacoba Hasbun

jac.hasbun@gmail.com

 

 

 

 

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