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20 de abril 2024
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OpiniónEnmanuel Melo CuelloEnmanuel Melo Cuello

Crónica de una Historia de Libertad y Libertinaje en República Dominicana (2 de 3)

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Siguiendo con nuestra crónica, entramos en el periodo post triunvirato, primer periodo de gobierno de Balaguer (1966-1978)  y los gobiernos del PRD (1978-82 y 1982-86), donde la mayoría de las acciones realizadas por los políticos de la época, la sociedad demandante, y el pueblo menos pudiente, resquebrajaron nuestra soñada libertad, convirtiendo esta en un libertinaje incontrolable predominante en nuestros días, tal como veremos a continuación.

La escogencia del Triunvirato y luego la conformación de los Consejos de  Estado, degeneraron más tarde, en 1965, en la Gesta de Abril, tras un llamado radial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), reclamando la vuelta al poder del Profesor Juan Bosch, quien se encontraba exiliado en Puerto Rico.

En la gestión de Donald Reid al frente del triunvirato, el país entró en una crisis económica que lo llevó a firmar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Se produjeron revueltas populares y aumentó la corrupción en los funcionarios públicos originando focos de conspiración.

Poco después,  la segunda intervención norteamericana a la República Dominicana en el siglo XX, con el arribo de 42 mil marines en el puerto de Santo Domingo. Inicia la Guerra de Abril, donde descollan dos hombres históricos: Coronel Francisco Alberto Caamaño y Coronel Rafael Fernández Domínguez, líderes de dicha revolución.

Los campamentos militares 16 de Agosto y 27 de Febrero, el sábado 24 de abril del 1965, dieron un golpe de Estado al triunvirato y al gobierno de Donald Reid Cabral,  donde el pueblo pedía el retorno del profesor Juan Bosch y la constitución del 1963.  Los militares obligaron al presidente Reid Cabral a renunciar y juramentaron a Rafael Molina Ureña como presidente provisional de la República

El General Elías Wessin y Wessin se opuso inmediatamente a estas medidas e instruyo a sus tropas que bombardeasen el Palacio Nacional y que le ametrallasen a los llamados “Constitucionalistas”.

Producto de la inestabilidad socio-política,  el 28 de abril de 1965 comenzó la entrada a Santo Domingo, del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos.  La intervención terminó en septiembre de 1966, cuando el  último remanente de la unidad militar estadounidense en el país fue retirado.

Finalizada la guerra civil de 1965 con la firma del Acta de Reconciliación Nacional, el gobierno provisional del doctor Héctor García Godoy, gobernó la República con la responsabilidad de organizar las elecciones generales que fueron celebradas el 1 de junio de 1966.  El Dr. Joaquín Balaguer  regresó triunfal en los brazos del poder extranjero, electo en un cuestionado certamen electoral en el que su oponente, el profesor Juan Bosch, fue impedido de promover su candidatura, mientras el país continuaba ocupado por las tropas norteamericanas.

Cuando el 1 de julio de 1966  el nuevo presidente tomó posesión, procedió a reorganizar el Estado, con la anuencia del principal líder de la oposición (el profesor Bosch), ejecutando acciones demagógicas tales como: ordenar un plan de ahorro que congelaba los salarios de los trabajadores,  rebajaba los sueldos de los funcionarios públicos.  Otras acciones tomadas por  el doctor Balaguer, fue la persecución y limitación de las actividades de los constitucionalistas y de los partidos de izquierda. Acciones estas quizás motivadas por intereses norteamericanos.  Reformas de modificación de leyes para supuestamente impulsar el desarrollo económico y la proclamación de una constitución que sustituyera  la vigente de abril de 1963.   La nueva carta magna fue proclamada en noviembre de 1966 y considerada como un retroceso para la vida democrática de los dominicanos.

Desde principios del año  1972, el matiz político predominante fue la persecución de grupos revolucionarios y también llamados de resistencia, así como la limitación de expresión de la prensa y de los líderes de los partidos opositores.   La corrupción  administrativa,  persecución de jóvenes, encarcelamiento y hasta  los asesinatos de dirigentes de izquierda y de periodistas, hizo que Balaguer admitiera que en su gobierno operaban grupos incontrolables que realizaban estas malas acciones.   Líderes militares, políticos, periodistas, entre otros, fueron diezmados, haciendo crecer un sentimiento de impotencia una población falta de paladines que los encaminaran hacia un mejor futuro.

Pero Balaguer tenia basto conocimiento de la idiosincrasia  dominicana, e implementó otras políticas populista-clientelar,  entregando canastas con alimentos, dinero, subsidios  y otras dádivas a los  más pobres del país, cosa esta que debilitó, entre esta clase, la fuerza de voluntad y la toma de decisiones de bien para la colectividad, ya que se comenzaron a acostumbrar lo regalado; a conseguir las cosas de manera fácil y a vivir de las migajas que los gobiernos han dejado caer desde entonces sobre el pueblo para someterlos a sus acciones e intenciones.

1978-1982.  Ahora toca la parte de los gobiernos perredeistas, iniciando con el presidente Antonio Guzmán Fernandez, quien asumió la presidencia de la República, en agosto de 1978.

Analizando este periodo, las medidas adoptadas por Antonio Guzmán y su gabinete, podemos decir que se logró avanzar en temas de libertades públicas y el desmonte de restos trujillistas en las Fuerzas Armadas, pero en términos sociales y económicos no fue igual, causando frustración en la población que había cifrado sus esperanzas en ellos.

Las diferencias y las pugnas se profundizaron a lo interno del PRD, al extremo que envolvió a la alta dirigencia de la organización.  Meses después, el líder máximo de este partido, José Francisco Peña Gómez, se desligó del Gobierno, mientras el vicepresidente Jacobo Majluta, enfrentó al presidente del partido y senador por el Distrito Nacional, Salvador Jorge Blanco, lo que evidenciaba que todos querían ser presidente de la república, demostrando que no había un verdadero respeto por su partido, por los estatutos que los regían y mucho menos por el pueblo que los apoyaba.  Esto se refleja a tan solo un año de gobierno de Antonio Guzman, cuando el país se vio azotado en agosto de 1979 por el ciclón David y la tormenta Frederick, destruyendo el aparato productivo agrícola e infraestructuras en las principales regiones del país.  Debido a los daños causados,  Guzmán Fernandez pidió al Congreso “poderes extraordinarios” para combatir la situación, lo que no fue posible lograr, debido a la fuerte oposición de Jorge Blanco en este hemiciclo. La misma actitud de oposición al Gobierno, mostró en la Cámara de Diputados su presidente y secretario general del PRD, el Lic. Hatuey Decamps.

En los años siguientes, la corrupción se volvió protagonista de este periodo de gobierno, con acusaciones entre los principales líderes políticos de esta organización, allegados y familiares del propio presidente (que eran altos funcionarios), lo que desencadenó en el suicidio de este, a pocos días faltantes de terminar su mandato presidencial.  Caso atribuido a que sufría de depresión y estrés, por los escándalos que sonaban a su alrededor.

1982-1986.  Entrando en el gobierno de Salvador Jorge Blanco, iniciado en agosto de 1982, las luchas intestinas en su partido alcanzaron niveles vergonzosos.  Para el período 82-86, Jacobo Majluta fue electo senador de la capital, logrando ser escogido presidente de la Cámara Alta.  Tales luchas de poder son evidenciadas en el senado, donde se destacaban  las agrias relaciones entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo, al este último rechazar préstamos para la construcción obras, tales como la presa de Madrigal.

A los pocos meses de su mandato, el presidente Jorge Blanco firmó un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que en la práctica, entregó la política económica de su gobierno en las manos esta institución.  El resultado de esta política económica con el FMI, ocasionó graves protestas  de la población, las que hicieron crisis en el mes de abril de 1984, cuando turbas frenéticas salieron a las calles a saquear establecimientos de provisiones, provocando enfrentamientos con las autoridades policiales y militares, haciendo que el Presidente ordenara al ejercito y la policía detener las protestas a toda costa, causando la muerte de centenares de dominicanos. Todo esto, representó la derrota política del pensamiento liberal que profesaban.

Todos los sectores (profesionales, agrarios y sindicales) que eran el  apoyo del PRD, se volcaron contra el gobierno, al disminuir  el  poder adquisitivo de sus salarios y producciones.   Una vez más quedó en evidencia que, la defensa de las libertades de la mayoría solo es retórica  política de campaña.   Y para colmo, el oprobio en que sumergió Jorge Blanco a su gobierno y colaboradores, hizo que el pueblo volviera  al ¨camino sin peligro” y apoyaran con sus votos el regreso al poder de Joaquin Balaguer.

(Continuará)

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