Todos los días al leer la prensa una tristeza me embarga el corazón.
Las sociedades del mundo entero cada día están más acostumbradas al dolor que producen las guerras entre naciones, los asesinatos que se verifican en las calles todos los días y cualquier hora, pero siendo aún más lamentable como esa violencia entra por la puerta grande a todos nuestros hogares con el horrible nombre de violencia intrafamiliar.
Las personas en su mayoría se están dejando ganar la batalla de dos emociones generadoras de muerte y destrucción, las cuales son conocidas con los nombres de:
Ira y Frustración.
La primera surge por la falta de tolerancia y la otra por la incapacidad de lidiar con los problemas que se les presentan a diario a todos los seres humanos, pero que hoy día pocos saben resolver adecuadamente.
Si sumamos a la violencia el mal de la corrupción con todos sus personajes protagonistas, los cuales podemos ver en todos los estamentos del poder « con salvadas excepciones» y en su gran mayoría en las instituciones que se suponen trabajan para el pueblo en general; entonces sabemos cuanto duele la corrupción, no importa si hablamos de la aprendida por la libertad de la globalización o peor aún por la que hemos heredado de nuestros gobernantes durante todos estos años.
Muertes sin ningún sentido se registran como simples estadísticas a cada hora, presos que vienen y van a las cárceles y juzgados sólo por fines de semanas, siendo la impunidad la que resuelva sus delitos.
En mi opinión personal pienso que en vez de crecer estamos invaginando el desarrollo de este pedacito de tierra que sigue estando en el trayecto del sol y que sólo unos pocos como nuestro fenecido poeta Pedro Mir podemos ver.
Debemos abrir los ojos para que la globalización no nos frustre más de la cuenta y para que nuestra historia se siga escribiendo con la tinta de libertad, valores cívicos, patrios y morales con la que marcaron el rumbo de nuestra historia los trinitarios.
Dios , Patria y Libertad, es y debe seguir siendo nuestro lema como nación y nuestro protocolo como estilo de vida.