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19 de abril 2024
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OpiniónJosé Pérez MéndezJosé Pérez Méndez

Corrupción, oposición y conspiración

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A la luz de la verdad la corrupción no es defendible ya que atenta contra el derecho de los ciudadanos que pagan impuestos a tener mejores servicios y un gobierno más eficaz y apto para resolver los múltiples problemas que existen en el país que sea.

Son muchas las voces que se oponen a la corrupción y que piden que se persiga a los corruptos no importa quienes sean. Claro que se refieren a la corrupción que se practica en el gobierno porque de ninguna manera se hace alusión a la corrupción privada-empresarial ni a la corrupción social.

Es importante destacar que en la llamada lucha contra la corrupción no todo es transparente ya que hay diversas razones por las cuales se asume la lucha contra la corrupción como un estandarte moral. Es necesario observar de dónde viene el reclamo para descubrir cuál es el interés o el propósito que se persigue.

Los partidos políticos de oposición usan la lucha contra corrupción como un instrumento de descalificación de quienes están en el gobierno. Falta ver lo que ellos hacen para combatirla en sus propias organizaciones que muchas veces resultan ser más corruptas que el mismo gobierno.

Hay partidos que ya han estado en el gobierno y no hicieron nada para prevenir ni para perseguir la corrupción sino que más bien la profundizaron y la multiplicaron. Esas organizaciones políticas están descalificadas para asumir el discurso de la anticorrupción del gobierno por no haber hecho nada en su momento.

Es necesario también observar la conducta de los funcionarios electos de los partidos políticos de oposición en las instituciones en que desempeñan sus funciones. Hay partidos que critican la corrupción en el gobierno mientras que sus dirigentes la practican en las instituciones que dirigen.

Existen grupos sociales que critican y atacan la corrupción del gobierno porque supuestamente les interesa que se adecente la sociedad y el uso de los recursos del estado y del gobierno. Hay que observar la conducta histórica de esos grupos a los fines de determinar si tienen calidad moral para asumir esa lucha.

En el caso de la República Dominicana ocurre que todos los partidos que se dicen ser mayoritarios han estado en el poder por lo que resulta fácil averiguar lo que hicieron en materia de prevención y persecución de la corrupción en su debido momento.

El PRM es un partido nuevo compuesto por viejos corruptos y corruptos viejos que protagonizaron escándalos de corrupción cuando ocuparon funciones en el gobierno. No veo cual es la reserva moral que tienen ellos para ni siquiera tocar el tema de la corrupción. Del PRSC y del mismo PRD no hay ni que decir, por sus hechos os conoceros.

Para nadie es un secreto que muchos actos de corrupción que ocurren en el sector público tienen su origen en el sector privado. Los políticos son los cartuchos que explotan cuando la situación se vuelve insoportable o cuando hay que hacer algún acto de condena contra la corrupción, mientras que los nombres de los empresarios involucrados ni siquiera se mencionan.

Llama poderosamente la atención que haya grupos de la sociedad civil que hoy pregonan y hacen de la lucha contra la corrupción su estandarte moral, pero cuando se analiza la historia nos encontramos que esos mismos grupos bajo otros nombres conspiraron contra gobiernos que lucharon contra la corrupción.

Para nadie es un secreto que el gobierno del Profesor Juan Bosch del 1963 llevó a cabo una feroz lucha contra la corrupción y que los grupos económicos y de la oposición política lo adversaron e incluso apoyaron la conspiración que dio al traste con dicho gobierno.

Es inentendible que estos grupos hoy sean opuestos a la corrupción del gobierno y que en el 1963 no hayan asumido la lucha contra la corrupción que se llevó a cabo desde el gobierno.

Ojalá que detrás de esta lucha contra la impunidad y la corrupción no haya encubierta otra conspiración contra el gobierno que encabeza el partido que fundara el propio Juan Bosch en el 1973 después de haber abandonado al viejo PRD.

Ahora que se organiza un marcha contra la impunidad, que le recuerda a uno los mítines de reafirmación cristiana del 1963 en el parque independencia, se me ocurre terminar este artículo con un pedacito de un merengue del difunto Guandulito que decía así: “desde lejos se le ve la mala intención que tiene, aconséjenle señores que si muere no me lleve”.

 

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