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25 de abril 2024
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OpiniónJosé Manuel Castillo BetancesJosé Manuel Castillo Betances

Continuidad del Estado & su Trascendencia

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La continuidad del Estado es uno de los principios de mayor trascendencia en materia de garantía en la aplicación de políticas públicas de desarrollo a mediano y largo plazo. Y en este contexto, la reelección de mandatos presidenciales,  contrario a las observaciones de algunos sectores, cuenta con una gran vigencia en el concierto de naciones que forman parte del sistema de las Naciones Unidas. Es así, como en término general en el 97 por ciento de los países miembros del alto organismo mundial, la reelección de mandato del principal ejecutivo de la nación está constitucionalmente establecida.

Desde luego, que tal enfoque no es una acción casual de la inmensa mayoría de los países que conforman el universo de naciones, sino, que es una decisión política  adoptada en base a la experiencia de que la re postulación del primer ejecutivo se constituye en un mecanismo de rendición de cuentas, al facilitar al electorado juzgar positiva o negativamente las ejecutorias de un mandatario o de su gobierno.

Un segundo aspecto de gran alcance, especialmente para los países del llamado tercer mundo, se inscribe en la garantía de la continuidad de los planes y proyectos favorables al progreso, principio que es vulnerado con mucha facilidad en perjuicio del bienestar de los pueblos y naciones.

Es por ello, que algunos tratadistas, como Penfold M, Mainwaring S  y otros, ven en la reelección del mandato presidencial la oportunidad de poder continuar las políticas públicas que tienen un buen impacto en el desarrollo, a través de una adecuada y sistemática planificación lo que les garantiza a los países cierta secuencia en su proyección de crecimiento.

Ello, en cierta medida explica las razones por las cuales en países donde la reelección presidencial estaba proscrita se haya activado constitucionalmente el interés de adecuar sus cartas magnas, para permitir que los pueblos a través del voto popular puedan refrendar o rechazar las aspiraciones reeleccionistas.

En el mundo solo seis países prohíben definitivamente la reelección; y de ellos, cuatro corresponden a América Latina, tales como: México, Colombia, Paraguay y Guatemala, de otras regiones Filipinas y Corea del Sur. Vale decir que de los 193 países miembros de la ONU, apenas un 3% no contemplan la reelección en sus mandatos constitucionales.

No obstante, hay que reconocer que el tema de la reelección genera preocupaciones y un gran debate, dado que algunos lo  visualizan como la tentación de prolongar indefinidamente los mandatos de los presidentes de turno. En nuestro caso particular, el modelo de cuatro años de gobierno sistemáticamente ha sido observado e históricamente ha sido motivo, para la aspiración a la re postulación. Sin embargo, ello no ha impedido que República Dominicana, sea una de las democracias más antiguas en nuestro continente.

Por consiguiente, se reconoce que los pueblos en su inmensa mayoría han optados por favorecer el mecanismo de la reelección en sus distintas modalidades, tales como reelección: ilimitada, alterna o inmediata, por el hecho cierto de que la correcta aplicación del principio de continuidad del Estado se erige como garante del avance y bonanza de los pueblos.

De este modo, se libera a los países de caer en improvisaciones que sumergen a los pueblos en un gran retroceso. Así, vemos un progreso notable en el 80 por ciento de los países con mandatos sostenidos.

En el continente europeo se destaca Alemania, primera economía del viejo continente, con Angela Market con más de tres mandatos, Vladimir Putin que en dos décadas al mando ha logrado redimensionar la Federación de Rusia, alcanzando en su primera gestión un extraordinario crecimiento de un 72% de su PIB, acompañado de una importante reducción de la pobreza, vs Inglaterra, Francia, España sumidas en grandes dificultades y sus relevos continuos.

De igual manera, en la región pudimos notar los milagros de Lula y Dilma en materia de crecimiento económico y reducción de pobreza en Brasil, con un nivel de empleo técnicamente pleno vs la apretada situación que actualmente impacta al gigante del sur.

Así, tenemos el caso de Argentina que logro alcanzar gran estabilidad macroeconómica e indicadores sociales envidiables en la era de los Kersnich,  vs el caos y la amenaza de otro coralito que recientemente se vivió en la capital del tango. Ecuador de Corea con avance notables en materia económica y social vs el Ecuador de hoy con grandes retroceso. Guatemala, país centroamericano que aparece en el mapa como el noveno más violento del mundo, con altos niveles de pobreza e indigencia.  Y de este modo, nos encontramos con la Colombia de la Paz vs la Colombia que penosamente regresa a ser testigo de los atentados terroristas que se consideraban proscriptos.

México representa el caso más emblemático en la región, que indica que la sucesión de mandato pura y simple no es una garantía de bienestar de libertad y progreso. Sus cambios sucesivos cada periodo han generado un estado desastroso en materia de estabilidad económica, políticas sociales, corrupción  e inseguridad ciudadana, lo que nos revela que el problema no está propiamente en el cambio de cara o de nombre, sino, en las políticas públicas que se implementen, a los fines de favorecer la estabilidad y el desarrollo.

Por ello, los países en esencia entendieron que lo  importante no es la reelección o no de un mandatario, sino,  lo que se pretende reelegir. ¿Cuáles son las ejecutorias y las políticas por venir que se pretende que se reelijan? Ahí está y debe estar, como dicen los chinos, “el pollo del arroz con pollo”.

Ya veremos a México procurando una reformar profunda de su constitución ante el inminente gobierno de bienestar y orden del presidente Juan López Obrador. Aunque México tiene la particularidad que el periodo es suficiente, seis años.

Actualmente, uno de los ejemplos más emblemático en el continente, de la importancia de la continuidad de las políticas públicas de impacto económico y social, lo representa República Dominicana, cuyos mandatos en las últimas dos décadas han posibilitado un gran salto en diversas esferas: empezando por una ciudad capital que no teníamos, ahora configurada como una metrópoli, con marcada presencia y atractivos, digna de ser la Primada de América, favorecida por la política de modernización de los gobiernos del PLD.

La profundización en obras de infraestructura vial, como el metro, el teleférico  acompañado de miles de kilómetros de autopistas y carreteras, colocándonos en el cuarto país en materia de infraestructura productiva en toda la región.

Los avance en materia de la erradicación del analfabetismo, la reducción de la indigencia y la pobreza. El desarrollo del paradigmático programa Visitas sorpresa que ha permitido democratizar el crédito en beneficio de los pequeños productores, logrando que RD se constituya en uno de los pocos países en el mundo que satisface en un 85 su demanda alimentaria.

El sistema 911 y su gran impacto social asistiendo a cientos de miles de ciudadanos, el emblemático programa solidaridad que llega a millones y la dulce esperanza de las estancias infantiles que albergan a más de 40 mil niños y niñas garantizando calidad de vida al resguardo de la nación. Sumado a la tanda extendida que alcanza a 1 millón 700 mil niños y niñas que además de reforzar sus programa académico, diariamente reciben una adecuada nutrición, lo que constituye un gran alivio para las familias de escasos recursos.

Todo lo cual, ha sido posible por la implementación de una amplia visión de políticas sociales del PLD y los altos niveles de crecimientos históricos con un promedio de más de un 6% en las últimas dos décadas, teniendo periodo luminosos de crecimiento de 10, 8, 7,5 y 7%, y actualmente, de un 5%, en un contexto cuando la economía de la región y mundial apenas alcanzan un 1.1% y un 2.6% respectivamente.

Son hechos patéticos como estos y no otros, los que un día llevaron a los pueblos a ponderar el mecanismo de reelección de mandatarios como un instrumento efectivo de garantizar continuidad en las políticas públicas que impacten en su desarrollo.

Todo lo cual, nos conlleva a destacar que los pueblos han sido sabio en darse reforma constitucionales integrales, que no solo han tocado el tema de la reelección o no de un mandatario; sino que, han impactado en la vida política, económica y social de la sociedad a las que aspiran a vivir.

En nuestro caso, el país necesita una reforma más profunda, cuyo enfoque promueva la preservación de los avances de la República en materia de políticas públicas domestica y en las relaciones internacionales, donde hemos logrado materializar el principio de la dignidad diplomática, que siempre adorno la vida del gran patricio Juan Pablo Duarte, y de pro hombres como Luperon y Juan Bosch.

Y de la misma manera, en su momento, habrá de asumir una reforma que en el plano electoral asuma un mandato que implique dos periodos consecutivos de cinco años cada uno. Con ello, logramos un punto de equilibrio y de mayor racionalidad en cuanto al tiempo en ejercicio del primer ejecutivo que ponga fin a las reformas constitucionales para fines electorales. Y permita desplegar una obra de gobierno que pueda dejar un verdadero legado en materia de desarrollo a la nación.  Si el gobierno es bueno una década continua es tiempo prudente, para desarrollar una obra de impacto en la sociedad.

Todo esto pasa por una profunda comprensión de una desafortunada realidad, “el gran vacío de liderazgo político que existe no solo en nuestro continente, sino en el mundo”, lo que ha dado lugar a la aparición de gobiernos en diversas latitudes  que han decepcionados a sus pueblos. Para nosotros debe ser un mandato preservar y hacer buen uso de los valores y principales activos  políticos que tenemos. “No se cambia de caballo, cuando se va a cruzar un rio”. El PLD con sus altas y bajas garantiza estabilidad y progreso a la nación dominicana. “Punto””.

El presidente del rostro humano Danilo Medina en cuyos dos mandatos ha profundizado y consolidado la revolución social de RD, ante el impedimento coyuntural de re postulación entrega la antorcha triunfadora de la estrella amarilla a uno de los suyos, Gonzalo Castillo. Considerado el ministro con mayores logros en su extraordinario desempeño en Obras Públicas, consumado como un gran administrador, adornado por su buen carácter,  una personalidad que genera confianza y una trayectoria altamente productiva, sumado a su don de gente, solidario, de origen humilde como la inmensa mayoría de dominicanos y dominicanas, se perfila como el seguro ganador del proceso electoral de mayo próximo.

La crisis económica y la inestabilidad política históricamente son dos de las causas fundamentales por la cuales se desmonta un gobierno. Y resulta que el país goza de estabilidad política y del mayor crecimiento económica en toda la región, (ALC 1.1% Vs 5,2% RD).  De modo, que la principal causa que pudiera generar un cambio de rumbo no está presente en el caso de RD.

En efecto,  el PLD seguirá gobernando, mientras garantice progreso y bienestar, para el pueblo, y encares apropiadamente los nuevos retos. Y solo cuando renuncie a su vocación de inyectar bienestar a la nación perderá su apoyo. Razón por la cual, Gonzalo Castillo indiscutiblemente ganará las elecciones de mayo 2020.

Por José Manuel Castillo Betances

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