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19 de abril 2024
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OpiniónLuis Columna SolanoLuis Columna Solano

Con Trump, USA recuperaría autoridad y poder perdido en el mundo

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A pesar de que para millones de personas alrededor del mundo, el día 20 de enero 2017 será apocalíptico tras la asunción del multimillonario inmobiliario Donald John Trump como el 45vo. presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, este país se plantea recuperar el peso y la autoridad perdida en plano mundial, tras la tibia y moderada administración del todavía presidente Barack Hussein Obama II.

 

Si pasamos revista a los ocho años de gobiernos de Obama dejando de lado el carácter histórico de ser el primer presidente afroamericano en llegar a la Casa Blanca, podríamos darnos cuenta que el poder hegemónico estadounidense en el orden militar, económico y de inteligencia o espionaje a sudo superado por otras patencias como Rusia y China, quienes anhelan dirigir la política mundial.

 

El presidente electo ha prometido tal y como dacia su eslogan de campaña: “Make American Great Again” (Hagamos de Estados Unidos un gran país de nuevo) y es lo que mucho temen en lo que podríamos llamar un reflejo equivocado sobre el futuro de esa gran nación. Estados Unidos necesita volver a ser tomado en cuenta muy en serio por sus adversarios y retomar el control en la lucha por la igualdad, la paz mundial y la justicia.

 

Esto no quiere decir de ninguna manera que la administración Obama no ha trabajado en ese orden, sin embargo y pesar de todos sus logros domésticos, el país ha sido vapuleado por Rusia en el contexto internacional, haciendo del presidente Vladimir Putin, el hombre más poderoso del planeta según las revistas de clasificación como la Forbes.

 

Durante estos ocho años de administración Obama se puede afirmar con toda seguridad que la muerte de Osama Bin Laden el día 2 de mayo del 2011 ha sido el mayor de sus aciertos y la retirada de las tropas norteamericanas del Irak.

 

No obstante, este ultimo hecho sumado a la tibieza o complacencia del gran coloso del norte frente a la llamada” Primavera árabe” que empezó con el derrocamiento del presidente egipcio Hosni Mubarak el 1 de febrero del 2011, pasando luego por Libia y el ajusticiamiento del presidente Muamar el Gadafi el 20 de octubre de ese mismo año (2011) y al mes siguiente, aquel movimiento social continuó su avance hacia Siria donde encontraron la resistencia del régimen de Bachar al-Àsar, quien aprovechando la ambivalencia del presidente Obama frente la primavera árabe, pidió protección a la Rusia de Vladimir Putin y los resultados son los siguientes: 220.000 muertos, 11 millones de desplazados. 3,9 millones de refugiados y 12.2 millones de personas que solo dependen de algún tipo de ayuda humanitaria en una guerra que aún persiste y a la luz de todo, superará la presidencia de Obama.

 

 

Pero un hecho que cambió la percepción mundial del poderío estratégico de Estados Unidos bajo la presente administración fue la anexión de la República de Crimea y la ciudad de Sebastopol a la federación Rusa el día 18 de marzo del 2014, con la guerra interna en Ucrania, conflicto que tuvo su origen en un referéndum que buscaba sumar a este país a la Unión Europea y por consiguiente a la OTAN liderada por Estados Unidos, algo que Rusia vio como una amenaza. Según otras analistas, en otras circunstancias, Estados Unidos y Europa no hubiesen permitido a Putin ese triunfo geopolítico.

 

 

Pues bien, si ahora nos fijamos en la cronología de los acontecimientos, nos daremos cuenta que el nacimiento del autodenominado grupo terrorista “Estado Islámico” es proclamado en agosto del 2014 por Abu Bakr al-Baghdaditomando como base operativa de su califato en territorio de Siria e Irak.

 

 

Si la Invasión de Irak en el 2003 fue un error de la administración Bush, la posterior salida de las tropas norteamericanas de ese país sin antes reconstruir social y materialmente esa nación, ha sido un error aun mayor de la presente administración Obama. Tomando en cuenta todas estas cuestiones, he llegado a la conclusión de que la entrada de Donald Trump a la Casa Blanca este 20 de enero, será el comienzo y la renovación y la esperanza del renacer del poderío y la supremacía de los Estados Unidos de América.

 

 

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