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25 de abril 2024
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OpiniónJose Espinosa FelizJose Espinosa Feliz

Con la cruz de la paciencia

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Cada día la violencia cobra vidas; se producen muertes innecesarias. Algunas personas son descontroladas, manejadas por su ego, prefieren saciar sus ínfulas de «hombre». Aunque algunos toman diferentes escenarios para demostrar su hombría, como el hogar, las calles; pero en el transito es donde llega al clímax, porque se unen la violencia, la mala educación, el salvajismo, el pugilato de espacios y la violación a la ley.

Bajo esta situación nadie sabe cuándo le llega su hora, porque todos estamos expuestos a chocar o a que nos choquen y, salvo excepciones, la actitud de los conductores tiende hacia la violencia, y la manera que reaccionemos ante cualquier acto violento, definirá nuestro futuro.

Un amigo transitaba por una de las avenidas más importantes de la ciudad.  Mientras avanzaba, el semáforo cambió a rojo y todos los vehículos se detuvieron. Él se colocó en un espacio libre dejado un poco más adelante.

En ese momento le sorprendió la actitud de unos de los conductores, quien se le acercó al vehículo de manera iracundo, lanzándole improperios.  Él solo contestaba:

—Excúseme hermano, excúseme hermano. Pero el otro conductor seguía con los insultos.

—Excúseme hermano…

Era solo una actitud, porque él entendía, desde su punto de vista, que no había hecho nada.

Al ver el conductor la pasividad de mi amigo, decidió alejarse del vehículo y fue cuando el amigo vio algo que no había observado antes. El individuo tenía un arma en una de las manos, mientras hacía ademanes insultantes con la otra. Si su actitud hubiese sido ripostarle al conductor irascible, esta historia, muy posible fuera contada con un desenlace diferente. Mi amigo logró uno de sus más grandes éxitos, como fue seguir con vida.

Waitley Denis  en el libro Las Semillas de la grandeza, expresa “Dentro del cuerpo hay dos tipos de mensajeros químicos: los mensajeros de la paz (las palomas), que dicen a los tejidos “no es necesario pelear, porque no vale la pena”; los mensajeros de la guerra (los halcones) que dicen al cuerpo “hay que destruir las sustancias invasoras, extranjeras y pelear”

Mi amigo fue un mensajero de la paz y es lo que siempre debemos convertirnos, y así disminuiría un poco la violencia.  La paciencia y el control de los seres humanos son importantes; mucho más en un tránsito que se ha tornado peligroso, no tan solo por las violaciones a las leyes por; sino por la violencia creada por pequeños conatos, los cuales generan lamentables hechos.

Entiendo que algunas personas irritables no dan chance y reaccionan sin medir palabras y toman la ley con su mano; aún así, es necesario controlar las emociones y no dejar que el otro te arrastre a su irracionalidad.  Los periodistas, comunicadores, todo el que hace opinión pública pueden aportar a la paz y a la armonía.

Robert Greene en Las 48 leyes del poder, reseña una cita del libro A book of five rings de Miyamoto Musachi, donde expresa: “hay muchas cosas en la que se afirma son contagiosas. La somnolencia puede ser contagiosa, así como el bostezo. Es una estrategia a gran escala cuando el enemigo se siente nervioso y muestra inclinación a moverse de prisa, no le haga el menor de los casos. Demuéstrale de manera ostentosa una calma total, y su enemigo se contagiará y se distenderá, Usted contagiará su espíritu”.

La violencia es una pandemia. Para algunos seres humanos, es como sangre para Drácula, la cual lo vigoriza de manera pasajera. Alejémoslos con la cruz de la paciencia, evitemos así, los filosos colmillos de la violencia y la intolerancia como una amenaza latente a la existencia terrenal.

 

Por José Espinosa Feliz

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