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20 de abril 2024
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OpiniónRolando FernándezRolando Fernández

Cómo nos identifica la pantalla chica local

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Solo hay que malgastar un poco de tiempo, sentado frente a la televisión nacional, y de inmediato se advierte el gran deterioro que viene lacerando a la sociedad dominicana, que bien aceptan las grandes mayorías.

Cuánta basura es lo que allí se presenta, y todo parece asimilarlo conforme el grueso de la gente aquí. Nadie protesta. Por el contrario, un sinnúmero de los televidentes locales luce complacidos, y la cantidad aumenta cada vez más.

Tan pronto se enciende un aparato de esos, considerado por muchos el medio de manipulación social más potente, aparece una telenovela; “musicólogos”, “puya instrumentos”, como canta malo, con vestuarios estrafalarios, que dicen claramente lo que son; y, basuras de programas, con indecencias de corte sexual (mujeres semidesnudas, (con cuerpos biturizados, hechos a la fuerza, y silicona por doquier); homosexuales de toda clase, y demás yerbas aromáticas etc.).

También se destacan allí, anuncios publicitarios muy mal elaborados en su mayoría, y cansones por demás, incluido el manjar politiquero embaucador de estilo; periodistas sin dignidad; seudo analistas hablando sandeces, la mayor parte faltos de preparación, ética, como de técnica comunicacional.

Por igual, lambones a granel loando a personas con perfiles públicos más que cuestionables, que fungen como bocinas pagadas más bien, de esas a las cuales de seguro se refirió el AM del medio “Diario Libre”, edición 6-10-18, bajo el título “Bocinas” e indignidad”.

A pesar de, nadie aparece con intenciones de cambiar, o mejorar tan desastrosas producciones. En cambio, el poder hegemónico político-social-empresarial, lo que hace es contribuir a que cada vez más la televisión del país sea peor; sirva menos, en términos de programas educativos, “concienciantes”, como ético-morales, otorgando jugosos patrocinios a todos esos “programeros” de baja monta, como se dice, ya que es una forma de crear mayores caldos de cultivo para poder continuar con los “narigoneos” sociales necesarios; estar jugando siempre con el pueblo.

Definitivamente, ¡la televisión dominicana no sirve!, y nada se procura hacer para mejorarla. En los últimos años, la han convertido en el hazmerreír burlesco para cualquier pensante medio; como, en amplia vitrina para promover prostitución de todo tipo: carnal-mujeril, varonil (pájaros); y, la que nunca falta, politiquera.

De más está decir que, lo poco loable, como refrescante a la vista que se puede observar en la televisión nacional, se puede considerar, sin temor a equivoco, que constituye “la excepción que confirma la regla”, tal prescriben algunos estudiosos de las ciencia sociales, algo que siempre está presente.

 

Autor: Rolando Fernández

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