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20 de abril 2024
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OpiniónRafael Rodríguez PérezRafael Rodríguez Pérez

Cómo encontrar la paz entre unas Páginas Revueltas

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En estas Páginas Revueltas, el libro de Jiménez Bichara, hay paz. Habita en él un mandamiento, una especie de alto a la violencia cotidiana de los días, un remanso consciente que se opone, desplegando razones de sensibilidad, a lo áspero y feo del  universo humano, a todo lo que aparta, endurece o pervierte. No es una simple lista de títulos o nombres, ni tampoco un muestrario de rostros de escritores famosos… Este libro es un mapa, el mapa espiritual de Jiménez Bichara. En él lo vemos nítido, pues somos al final lo que leemos y aprehendemos, y también lo que hacemos para servir a los demás.

Animado tal vez por ese alto propósito, el de servir, Bichara no duda en ofrecer sus claves interiores, su percepción del mundo visto a través de los libros que acompañaron y acompañan su vida de hombre. Él se ha asomado, incluso, a los rincones de la niñez sagrada,  y comparte, como si se tratara de un manjar, sus reflexiones en torno a obras y autores que lo hicieron crecer.

Muchas de estas reflexiones tardaron en cristalizar, pues el lector niño o adolescente no contaba entonces con el bagaje necesario, y así, latentes, pero nunca olvidadas, esperaron la hora en la cual nacerían como letras, fijándose definitivamente en el papel. Esto que vemos y leemos ahora, son también nostalgias sobre las cuales flota, como un ángel tutelar y adorado, la sombra del abuelo Quintín, feliz reminiscencia de cuando la vida era sencilla y el universo habitaba en un libro o nacía bellamente de él.

Miembro de una generación que enfrentó  enormes retos, especialmente en lo político y social, y que, en un momento dado, debió asumir las riendas de un país y trabajar en pos de su futuro, Bichara se muestra en este libro como un político completo, aquel que está animado, y guiado, por valores de carácter universal que colocan al ser humano en el centro de todo. Por eso no renuncia a la literatura, la más humana, difícil y compleja de las artes, pues es capaz de contenerlas todas.

En el principio fue el verbo, dicen las Escrituras, y  no hay nada más justo. Atento a esta verdad, es de ese mismo verbo que se sirve el autor para trazar su mapa, una urdimbre de verdaderos clásicos que penetraron hondamente en las cosas humanas, ayudándonos a comprendernos mejor como especie.

Con un solo lector que se motive y lea algunas de las obras que propone Bichara, su libro se justificaría. Pero también sabemos que serán muchos más, cientos y quizás miles, pues no pocos querrán conocer al Bichara escritor, luego de verle durante tantos años en plena acción política y empresarial. No resultarán decepcionados, sino que iniciarán, junto con él, un viaje literario que no deslinda siglos ni contextos, ni se detiene en ellos para explicar o justificar nada. Es un viaje por la memoria afectiva del autor, que salta del siglo 20 al 15, y luego al 18, y progresa o regresa sin prisas, recordándonos, como en una novela, la evanescente levedad y libertad del tiempo.

De Miguel de Cervantes a Mario Vargas Llosa, de Dumas a Dostoievski, de Carpentier a Cela… y así, de un clásico a otro clásico, hasta sumar 64 textos de gran intensidad y concisión, algunos de los cuales, más que reflexiones o argumentos de juicio en torno a una obra o un autor, se tornan invitaciones a leerlos. Es por ello que a veces resume un argumento, señala un episodio reproduce fragmentos decisivos que nos muestran las obras en su profundidad e incitan a leerlas.

Bien lo dijo el filósofo: «Una parte de la naranja, tiene el sabor de la naranja entera». De modo que Bichara parece decirnos: les he ofrecido apenas un bocado, de aquí en adelante les corresponde a ustedes escoger los manjares.

Editado por 5ta ocasión, Páginas Revueltas sigue creciendo a la par de su autor, que a medida que vive, lee y progresa espiritualmente, siente la necesidad de seguir compartiendo estas líneas. No es poca cosa en un mundo en el cual crecen también la soledad de los seres humanos en medio de las más densas muchedumbres, el individualismo desmedido, el poder de las máquinas, la crisis de valores vitales que nos han distinguido como especie y el brutal pragmatismo del mundo moderno, que pretende arrancar de raíz aquello que tenemos de artístico, de imaginativo, de sensibles, que es también lo que tenemos de divinos.

Por eso, en estas Páginas Revueltas hay paz. Una paz muy hermosa, que conmina a leer para crecer, a leer para entender… Una paz que nos hace, definitivamente, más humanos.

 

Por Rafael J. Rodríguez Pérez

 

 

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