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20 de abril 2024
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Como en otros tiempos los que tienen tenis no entran 

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Según un informe suministrado por el gobierno de la República Dominicana, el programa de carácter social, “Quédate en casa”, ha beneficiado en lo que va del estado de emergencia decretado por el presidente Danilo Medina, a más de 1.5 millones de hogares en condiciones de vulnerabilidad.

Pese a esas medidas a favor de los sectores más pobres de nuestro país, hay personas como una amiga mía, que con su cédula en manos ha realizado largas filas en algunos establecimientos comprometidos con la distribución de las ayudas de “Quédate en Casa”, claro con el propósito de percatarse si ha sido beneficiada  o privilegiada con la tan necesitada ayuda.

Pero esa amiga que ciertamente adolece de los recursos necesarios para solventar  los gastos que conlleva la manutención familiar en momento como este, ha tratado en más de diez ocasiones desde que empezó la pandemia, averiguar si ha sido acogida por el cacareado programa, y a decir verdad, esta aún no le ha salido.

Así como ella, en el país hay muchas personas en situaciones económicas similares  que  se dedican a los trabajos informales y que no están en condiciones de reportarles al Estado nada sobre sus ingresos, ya que lo que consiguen no les alcanza ni siquiera para cubrir los gastos familiares de sus más cercanos.

No obstante los inconvenientes que sufren los pobres para obtener dichas ayudas observamos a través de los medios de comunicación como la vicepresidenta de la República, Margarita Cedeño de Fernández,  informaba sobre los requisitos solicitados para poder recibir dicha ayuda,  y uno de esos tiene que ver con la no generación de ingresos por encima de los 20 mil pesos mensuales, lo que para muchos se entendió  que al 80% de los dominicanos pobres  le entregarían el “dinerito”.

Como he sido testigo presencial de lo que ocurre con los sectores más vulnerables de la población, siento mucha preocupación al  ver que una parte importante de esta no está recibiendo en este momento crucial las ayudas del Gabinete Social, cuestión que debe ser revisado y atendido  para evitar el colapso de una parte de la población que sufre los embates de la crisis generada por la COVID – 19.

Para el sector juventud que represento, todavía no hemos visto al gobierno hablar también de un verdadero plan de Estado, que busque auxiliar a los jóvenes que ya tienen sus propias familias y responsabilidades, especialmente  los estudiantes que antes de la pandemia  tenían trabajo en las empresas privadas, pero que hoy lo han perdido por causa  de los efectos colaterales de la pandemia.

Es por ello, la importancia que reviste el hecho de que en esta coyuntura crítica en la que vive la humanidad, no se debería desatender  a la juventud dominicana, que es la columna vertical de nuestra patria. El gobierno debe evitar que  los jóvenes se desesperen cuando sienten que las cosas no están saliendo como ellos quieren. Solidaridad y asistencia es la palabra indicada.

Pero para ilustrar más este trabajo pondré el ejemplo de Armando, un joven de 27 años de edad, que ha procreado una familia compuesta por dos hijos, pero que por falta de trabajo y asistencia social está pasando  las mil y una, durante esta cuarentena. El es el ejemplo típico de la exclusión social en nuestro país.

Antes de la COVID- 19,  Armando solía  trasladarse diariamente desde La Cuchilla, Villa Altagracia, a los barrios pobres de Santo Domingo, con  el propósito de vender ropas y calzados, negocio en el que se buscaba cuando el día estaba bueno $500 pesos, en ocho a diez horas de trabajos, que acumulados al mes, son 15 mil pesos, que en realidad no dan para cubrir los altos precios de la canasta familiar.

¿Por qué Armando no fue elegido para recibir las ayudas del programa “Quédate en Casa”, pero tampoco su pareja, una joven de 24 años de edad y con varios problemas de salud?  Eso lo sabrán los que tienen el control de ese programa, pero lo cierto es que  Armando ha tenido que lanzarse a la calle hacerle  coro a los políticos, a fin de lograr conseguir la manera de buscar  una libra de arroz aquí y otra allá, y una que otras ayudas de algunos familiares y vecinos.

Unas veces  Armando tiene que conseguir  $100 para echarle gasolina a un motor para ir desde Villa Altagracia hasta San Cristóbal, tras los  mangos que en esta temporada suelen vender en esa demarcación.

Desesperado y con deseo de trabajar aceptó salir con un amigo a vender abrigos que llegan en pacas y que se venden  a 50 pesos.  Me contó  que salió y vendió 3, pero la curiosidad me dio para preguntarle que cuántos abrigos vendió “buche”,  el amigo que fue con él  y me contestó 15.

Pero Armando,  ¿por qué Buche vendió  más que tú? Su respuesta fue que Buche andaba vaciando y hablaba con todo el mundo y que en cambio  él no tenía mucho ánimo porque había salido de la casa sin comer.

Entonces fue cuando recordé que quien les habla siendo adolescente muchas veces salía con mis amigos a la discoteca del barrio, haciendo todo tipo de trucos para poder entrar.

A los 16 tenía una identificación que decía que tenía 21 años, pero aún así el seguridad nos miraba y sabias de hecho que estábamos mintiendo, ya que éramos muy jóvenes, pero no tenía otra opción que dejarnos entrar.

Luego de varios fines de semanas en actividades festivas,  ya el seguridad estaba cansado de que nos burláramos de él, por lo que una noche estábamos en la fila y, solo recuerdo aquellas palabras: “los que tienen tenis no entran”.  Esa noche fue la última vez que intentamos entrar, a nosotros nadie nos hacía poner un zapato. Nos venció el seguridad.

Cuento estas anécdotas porque lo mismo está haciendo el gobierno  con esta situación y, esa es precisamente la razón  por la que me veo en la obligación de establecer la comparación, ya que los tenis son la identificación de los jóvenes.

En este país  no lo están dejando entrar en el programa Quédate en Casa, por lo que así  como Armando hay miles de jóvenes dominicanos que están haciendo maravilla para poder comer, y esto no debe ser así.

En ese sentido, le hago un llamado al Presidente Danilo Medina para que analice la situación de la juventud en este país e implemente un plan de emergencia para que éstos reciban la mano amiga del gobierno, habida cuenta de que esta es el futuro y la esperanza  de toda la nación. No esperemos  a que jóvenes valiosos con deseo de superación se tiren a las calles hacer lo mal hecho por no tener el sustento de su familia.

Sin lugar dudas, este será un año crucial para nosotros, ya que tendremos  elecciones presidenciales y congresuales el 5 de julio, y  porque además entraremos en una nueva década en la cual  empezará a desarrollarse una nueva generación.

De ahí, que en las próximas elecciones presidenciales y congresuales usted  debe asegurarse de dar un voto inteligente y responsable, siempre por aquel que trabaje y aporte al desarrollo y bienestar de la juventud.

La juventud es el sector más importante de la sociedad, porque  de nosotros dependerá el futuro de la nación.

Vota por ti y por todos, es hora de hacerlo bien. Hagamos la diferencia.

Autor Freddy Vladimir Reyes

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