La pandemia del coronavirus (COVID-19) es una peligrosa realidad contra la salud y bienestar de la humanidad. A la fecha, sus efectos, sin precedentes de similar magnitud, han impactado, directamente e indirectamente, a países de los cinco continentes.
Varias naciones se aislaron con el cierre de sus fronteras, puertos y aeropuertos y colocaron en cuarentenas a sus respectivas poblaciones. Se vieron compelidos a paralizar sus principales actividades económicas, sociales y culturales.
Ya se contabilizan más de 300 mil personas infectadas con una secuela superior a los 13 mil muertos. El COVID-19, en tanto histórica pandemia, ¡ha generado un verdadero pánico mundial!
Al margen de nuestros buenos deseos y “colectivas oraciones”, también se proyectan nefastas consecuencias de este virulento virus en la estabilidad de la economía de la R. Dominicana (RD):
Drástica reducción de las divisas que generan el turismo, las remesas y las zonas francas. Incremento dramático del desempleo con el inminente cierre y quiebra de cientos de pequeñas y medianas empresas con la colateral entrada en grave crisis de la economía informal.
Producirá importantes daños directos a la producción agrícola e industrial que induciría la llegada de una preocupante recesión económica con posible interrupción de la estabilidad macroeconómica y abrupta caída del producto interno bruto (PIB).
Los efectos del coronavirus también trascienden la praxis política. En Bolivia fue necesario suspender las elecciones pautadas para mayo próximo.
El temor al contagio del COVID-19 tuvo gran influencia en el incremento de la abstención de electores (más del 69 %) en las recientes elecciones municipales en la RD.
Al proyectar esas indiscutibles adversidades económicas, sociales y culturales que está generando el COVID-19 a las elecciones congresuales y presidenciales programadas para el próximo 17 de mayo en la RD, nos hacemos estas preguntas:
¿Política y constitucionalmente, sería posible posponer esas elecciones congresuales y presidenciales?
¿Podría arribarse a un consenso entre los líderes y dirigentes de la sociedad política y la sociedad civil para esa decisión sin afectar la paz social y política que, actualmente, se disfruta en la RD?
La posible posposición de esas dos elecciones, ¿afectaría a los candidatos del partido oficialista o a los candidatos de la oposición?
De los bloques de partidos de la oposición (PRM-aliados y FP-aliados) ¿cuál resultaría más favorecido?
Nuestras respuestas a esas preguntas espérelas… ¡en la próxima entrega!
Por Juan López