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24 de abril 2024
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Colegios y libros de texto

La apertura del venidero año escolar toca a las puertas. Ya hay pánico entre los padres y tutores de niños y adolescentes. Fue aumentada la tarifa de la colegiatura y el valor de los libros de texto.Además se ha seguido con una maniobra que en numerosas ocasiones ha sido prohibida y es la de introducir […]

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La apertura del venidero año escolar toca a las puertas. Ya hay pánico entre los padres y tutores de niños y adolescentes. Fue aumentada la tarifa de la colegiatura y el valor de los libros de texto.

Además se ha seguido con una maniobra que en numerosas ocasiones ha sido prohibida y es la de introducir reformas a los libros de texto todos los años. Una medida que únicamente busca obligar a que se compren nuevos textos a principios de cada año escolar.

Llevar a un niño a un colegio privado no es un lujo. Se da un sacrificio económico por parte de los padres, pero debido a las precariedades de la educación pública, es una necesidad. Hay que seguir mejorando la educación sostenida por el Estado, para que en base a esa confianza se deje de pensar en los colegios como la única forma de que se imparta buena docencia.

Y pensar que hace muchos años, los colegios eran secundarios, porque la principal luz de docencia se impartía en las escuelas, y para ejemplos todos recuerdan a la Perito, al liceo Juan Pablo Duarte, al instituto Salomé Ureña y a otros planteles, de los cuales salieron bachilleres, que posteriormente se convirtieron en grandes profesionales.

El ministerio de Educación guarda silencio frente a los aumentos en los precios de los libros de texto y el reajuste en los pagos de la colegiatura. Esa indiferencia hace que se envalentonen los dueños de colegios y hayan reajustado entre un 20 y un 40 por ciento.

Nadie impedirá que esos aumentos rijan durante el ya casi entrante año escolar. Sólo queda hacer la denuncia y mostrar la indignidad, en un caso donde la impotencia de todos los sectores nacionales se hace sentir. Es necesario que se establezca control de los colegios privados, y que no sean sus dueños los que dicten las normas a seguir.

Lamento también que la iglesia católica, que después del ministerio de Educación rige a la mayor parte de los centros de enseñanza del país, haya también reajustado las tarifas, en una acción que no es justa, sobre todo de los que levantan principios humanos, cristianos y de fortalecimiento de la familia.

¿Qué se puede hacer este año?. Nada, absolutamente nada. El próximo podría suceder lo mismo si hay indiferencias como ahora. Parecería ser que el dominicano no tiene quien le defienda. El presidente Danilo Medina lleva a cabo una labor titánica y ejemplar para mejorar la enseñanza en las escuelas públicas, y merece todo el reconocimiento.

Pero es hora de que los ministros cumplan con su deber y que alguien se encargue de poner control al mercantilismo de los dueños de colegios privados.

Por Manuel Hernández Villeta

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