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19 de abril 2024
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OpiniónRicardo FabiánRicardo Fabián

Ciudad poco amigable…

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Santo Domingo de Guzmán, Distrito Nacional es un espacio geográfico lleno de historia que debe inspirar con solemne respeto a elevar la memoria de los hombres y mujeres que sacrificaron sus vidas con el noble propósito de dotar a sus conciudadanos de una patria libre de oprobio e iniquidad; posee una población aproximada de unos Cuatro Millones (4,000,000) de habitantes que día a día, ayer y hoy, en LA ERA DE LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA, todo nos induce afirmar que padece el síndrome DESASOSIEGO (Falta de tranquilidad) con efectos asociados tipificables como CAOS (Confusión, desorden) ANSIEDAD (Inquietud, agitación) DELINCUENCIA (Conjunto de delitos considerado en un plano social) así, me permito introducir mi sentir ante tanta indiferencia social.

El Distrito Nacional ha sido y es, zona de tolerancia para el robo de espacio público y alteración del orden arquitectónico e ingeniería vial (Robo de acera para ampliar el frente de casas y edificios particulares; alteración de aceras para facilitar entrada de vehículo a marquesina de casas y edificios) con efecto de graves daños en perjuicio de los transeúntes por los peligros incidentes.

A esto hay que agregar, el robo de acera para establecer negocios particulares (Expendio de comidas, bebidas, talleres de reparaciones
diversas, etc… Vivimos en una ciudad poco amigable.

En el Distrito Nacional, cualquier avenida o calle adolece de falta de la pesada y necesaria “tapa de hidrante” con tremendo daño y perjuicio para los transeúntes cuando su ubicación es en la acera o si es en medio de una vía vehicular, para los propietarios de vehículos que inadvertidamente caen en su hueco y le produce daño/rotura de cualquier parte del tren delantero. Esta insensata y vil acción en su efecto
final, de seguro que no es para exportarla o venderla en un mercado de purgas… El que la roba sabe dónde la va a vender y quien su seguro comprador. Vivimos en una ciudad poco amigable.

En el Distrito Nacional muchísima de sus aceras, representan un gran peligro para los transeúntes por los
deterioros que presentan (Roturas, varillas al aire, hoyos, desnivel, etc.). Vivimos en una ciudad poco
amigable.

En el Distrito Nacional abundan las aceras arropadas de maleza, obligando a los transeúntes a caminar
por las calles e interrumpir el transito con sus riesgos consecuentes. Vivimos en una ciudad poco amigable.

En el Distrito Nacional abundan las calles sin la debida identificación, creando serias dificultades de
localización a los ciudadanos interesados. Vivimos en una ciudad poco amigable.

En el Distrito Nacional hay muchísimas calles con hoyos que dificultan el tránsito vehicular con incidencia
negativa en el cuidado y conservación de este costoso bien, al margen del gran peligro que representa en
la seguridad de todo transeúnte. Vivimos en una ciudad poco amigable.

En el Distrito Nacional en muchas avenidas y calles abundan los vendedores ambulantes, los limpiavidrios “indeseables y muy abusadores, con algunas excepciones en su comportamiento” pordioseros/indigentes pidiendo limosna y, todos, se constituyen en serio entorpecimiento del libre tránsito vehicular con incidencia negativa en el estado de ánimo de los afectados con estas imprudencias e irresponsabilidades
toleradas y apoyadas por las autoridades (Desde mediado de la década de 1970 a la fecha).

Las avenidas y calles fueron concebidas exclusivamente para facilitar el libre tránsito de vehículos livianos y pesados.
Vivimos en una ciudad poco amigable.

En el Distrito Nacional no se respetan las ordenanzas legales ni municipales relativas, entre otras, al tránsito vehicular {Violación reiterada: – Velocidad Máxima – Velocidad Mínima – No Estacione – No Pasajero – No Bocina, zona escolar – No Bocina, zona hospital – No Motores – Luz Roja en Semáforos} el medioambiente {Violación reiterada: – Circulación de vehículos humeantes con su efecto toxico sobre la salud humana – Bullicio en hogares y vehículos de motor, con especial mención, los producidos en Bares y Colmadones en cualquier hora del día o la noche/madrugada, mediante uso de equipos musicales con altísimo volumen de ruido que exceden los niveles máximos permitidos, lo que se traduce a grave daño en el entorno humano}. Vivimos en una ciudad poco amigable.

En el Distrito Nacional las principales avenidas y calles contienen espacio protegido con muro y pilotillos (ya en estado avanzado de deterioro) especialmente dispuesto para el trafico de bicicletas que el Ayuntamiento del D.N. ha denominado “Ciclovía” y, conductores y choferes, incluidos los motoristas, se han encargado de violentar esta disposición internándose con sus vehículos en la mini vía para ejecutar
su manejo temerario y rebasar a los que cumplen y observan las normas establecidas.

Los temas prescritos, que no se limitan ahí, pues el rosario de problemas que impactan negativamente a la comunidad, es mucho más largo, ameritan, requieren que todos los que habitamos en este tramo de la Isla, nos impongamos como meta asumir con mayor responsabilidad nuestro rol como ciudadanos con deberes y derechos que debemos cumplir fielmente y exigir por igual, a quienes designamos para dirigir
los destinos nacionales, de tal forma, que Gobernados y Gobernantes, conviertan en realidad los anhelos
de Libertad, Orden, Paz y Equidad.

POR RICARDO FABIAN

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