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24 de abril 2024
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OpiniónEnrique Alberto MotaEnrique Alberto Mota

CHN: ¡Lo que mal empieza, mal acaba!

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Desde el mismo momento en que en el mes de junio del año 2013 se dio a conocer el decreto presidencial que nombraba a los miembros de la Comisión Hípica Nacional (CHN) con atribuciones reñidas con su rol de ente regulador del hipismo, a la vez que designaba a un administrador del hipódromo Quinto Centenario, se presagiaba que el mundo de las carreras de caballos navegaría por mares procelosos.

Y en efecto así sucedió. Ni corto ni perezoso, el señor Julio César Cuello recurrió a las vías oficiales correspondientes para reclamar que se le reconocieran sus atribuciones como nombrado administrador del parque de carreras, tan pronto advirtió que el presidente de la Comisión Hípica Nacional, Manfredo Codik, se arrogaba esas funciones, amparándose en el decreto presidencial, que lo convertía en una especie de emperador del hipismo.

En fecha 9 de agosto de 2013, Cuello dirigió una comunicación al ministro de Administración Pública, Ramón Ventura Camejo, para que, de acuerdo a las leyes vigentes, determinara los roles de las personas nombradas en el decreto 176-13.

A esa comunicación, el MAP respondió un mes después con una carta dirigida a Cuello, firmada por Ventura Camejo, en la que afirma que la situación creada por el decreto que le otorga a la CHN la facultad de operar y administrar el hipódromo Quinto Centenario “es contraria a lo consignado en la ley 147-12 Orgánica de Administración Pública, de fecha 9 de agosto de 2012, que establece en su artículo 9 la separación de las actividades de regulación y operación en los órganos públicos.

Esa decisión del MAP fue comunicada mediante sendas comunicaciones al entonces consultor jurídico del Poder Ejecutivo, doctor César Pina Toribio, sin que se hiciera nada al respecto.

Cuello recurrió a otras instancias oficiales, que le atribuyeron razón en sus reclamos, pero que tampoco nada hicieron mientras se mantenía una guerra sin cuartel entre ambos funcionarios, durante la cual se suspendió un programa de carreras y por varias carteleras no se pudo apostar en las bancas situadas en el mismo hipódromo, entre otros graves males que la situación le infligió a la hípica.

Esa guerra duró hasta que Cuello fue destituido por un decreto del Poder Ejecutivo, que en su lugar designó al señor Oquendo Medina, quien después presentó renuncia. Hace apenas unas semanas, en medio de la pandemia del coronavirus, fue designada una administradora.

De acuerdo a versiones de fuentes generalmente bien informadas, en la cancelación de Cuello intervino una persona del entorno más cercano del presidente Danilo Medina, quien también mantiene estrechas relaciones amistosas con Codik.

Junto a Cuello tuvieron que abandonar la hípica varios de sus colaboradores, entre ellos Simón Alfonso Pemberton, considerado el más y mejor exponente de las carreras de caballos en la República Dominicana y admirado y reconocido en otros países donde se desarrolla el hipismo.

Desde la partida de Cuello, Codik manejó la hípica a su antojo, cual emperador; elevó los premios a los ganadores para congraciarse con los dueños de ejemplares, pero tomando como sustento no el crecimiento de la actividad ni el aumento de sus seguidores, sino en base a apuestas en hipódromos foráneos. O sea, que esa “bonanza” era dependiente de otros.

Durante la gestión de Codik, las apuestas se mantuvieron sin variación. En muy contados casos se ha jugado un poco más, pero con un valor real inferior, por el alza experimentada por la cotización del dólar,

Para no ir más lejos, hoy el Quinto Centenario languidece, con deudas enormes de distinta índole y sin poderse abrir por esa y otras causas, pese a que el Gobierno ya autorizó la reanudación de las actividades deportivas.

Entre las muchas deudas, figuran más de 42 millones de pesos por concepto de retención a empleados del Impuesto sobre la Renta y Seguridad Social, además de otras a suplidores y muchas más.

Encima de todo, la Asociación de Agentes Hípicos le exige mediante acto de aguacil a la Comisión Hípica el pago de más de 54 millones de pesos, por concepto del llamado diferencial del simulcasting, es decir del dinero que se apuesta en otros hipódromos.

Además, ha surgido una nueva asociación de dueños de caballos, que exige la inmediata reapertura de hipódromo, pues ya no soporta más pérdidas.

También, ha surgido un movimiento que persigue reactivar la hípica, encabezado por figuras icónicas del hipismo dominicano como Simón Pemberton, José Iván Moore (Jochi), y Luis Mena, escritor de varios libros sobre hipismo, entre otros.

Se espera, además, el resultado de una auditoría que la Cámara de Cuentas la practicó a la Comisión Hípica Nacional.

Recientemente, el designado consultor jurídico del Poder Ejecutivo, Antoliano Peralta, dijo recientemente que “es incorrecto” que una persona o entidad se regule a sí mismo, al referirse al caso particular de la CHN.

 

 

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