Lawson explicó en declaraciones a Efe que Chile era uno de los pocos países de Latinoamérica que aún no formaban parte de estos tratados, aunque reconoció que el territorio ya cuenta en su legislación con varios de los puntos que estos plantean.
Chile firmó el miércoles la Convención sobre el Estatuto de los Apátridas de 1954 y la Convención para Reducir los Casos de Apatridia de 1961, lo que supone «un gran logro» para el país y la región.
«Los retos a afrontar ahora pasan por implementar nuevos procedimientos, mediante los cuales el Estado chileno pueda determinar cuándo se produce una indefensión por ser apátrida y facilitar a estas personas trámites para naturalizar su situación», puntualizó Lawson.
En la actualidad, cerca de diez millones de personas a lo largo del planeta no son reconocidas como nacionales por ningún Estado, según indican los estudios realizados por ACNUR.
Los afectados encuentran problemas para realizar acciones tan cotidianas como ir a la escuela, ser atendidos por un médico, encontrar un trabajo, abrir una cuenta bancaria o casarse, ya que no disponen de la documentación necesaria para ello.
En Chile, 2.244 personas se encuentran en riesgo de apatridia, la mayoría de ellos de origen boliviano y peruano.
Por ello, el país suramericano ha dado un «paso al frente» y concluyó el proceso de adhesión a las dos grandes convenciones internacionales que existen sobre la materia.
Asimismo, se ha sumado a los compromisos asumidos por diversos Estados en el marco de la campaña #IBelong y el Plan de Acción de Brasil para erradicar la apatridia antes del año 2024.
El Gobierno de Michelle Bachelet implementó en 2017 la campaña «ChileReconoce» con el objetivo de lograr el reconocimiento de la nacionalidad chilena de miles de niños inscritos como «hijos de extranjeros transeúntes».
Fueron 100 las personas que se beneficiaron de esta iniciativa, que también fue aplaudida por ACNUR, y en la que colaboraron el Instituto Nacional de Derechos Humanos, el Servicio Jesuita a Migrantes y las universidades Diego Portales y Alberto Hurtado.
Por EFE
