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19 de abril 2024
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OpiniónMaximo SanchezMaximo Sanchez

César Emilio Peralta y el otro abusador

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Cuando el Procurador General Jean Alain Rodríguez, cometió el abuso de poder al tratar de desacreditar en el pleno del Consejo Nacional de la Magistratura a la Magistrada Miriam Germán Brito, pensábamos y lo expresamos, que el Presidente Medina era ajeno a aquel oprobioso y deleznable ataque contra el honor de doña Miriam y su familia.

Eso sucedió frente al país, y solo los contados enemigos y los interesados en el descredito de esta Magistrada, aplaudieron o callaron ante esa infamante ofensa. Después de esta vergüenza, los ojos de los dominicanos con salud síquica y moral, se han mantenido atentos a las acciones del “inefable” Jean Alain Rodríguez.

Ha pasado mucha agua río abajo, y quienes esperábamos una reacción del Presidente, nos quedamos sorprendidos en la espera, solo para confirmar que el Procurador actuaba por cuenta del Jefe de Estado. Los tantos huevos puestos por este funcionario le han ganado el mote en el runrún del pueblo de “la gallina”, y no por las mismas causas del legendario Relámpago Hernández.

En materia de corrupción, el gobierno de Danilo Medina asemeja a una carreta con una rueda deformada; cada vez que avanza un poco, la rueda provoca un salto; así, luego que un pobre ingeniero se suicida en un baño del OISOE, por las presiones de los prestamistas que dominaban ese organismo del Estado, los saltos provocados por la rueda de la corrupción son incontables para un gobierno de 7 años y unos meses.

Cuando la corrupción prima, no valen los mágicos creadores de percepción e imagen, como el tal Joao Santana Figuereo; al pueblo no se escapan las jugadas corruptas, aunque las excuse con aquello de que “esa barbarie existe en todos lados”.

El caso Odebrecht fue tan mal manejado en nuestro país, que al final, la madeja tejida por el Procurador en la que trataba de no tocar ciertos hilos, se ha enredado de tal manera que nadie sabe cómo terminará. Las adendas sin pasar por el Congreso, de muchas obras del Ministerio de Obras Públicas, superan y hasta duplican los montos originales de las obras contratadas.

Sumado a esto, la obra que más dinero tiene involucrado, La Central Punta Catalina, en la cual se nos convenció de que era una inversión limpia y transparente, tiene un hediondo “trompo embollado” de unos 39 millones de dólares que se nos deben aclarar quienes los cogieron.

Y así de brinco en brinco, llegamos a César Emilio Peralta; tenía a la mitad de los actores judiciales comprometidos, por eso operó con tanta libertad durante tanto tiempo; y si por las autoridades dominicanas fuera, nunca hubiera sido aprendido.

Enumerando algunos de las preconcebidos “huevos”, vemos que cuando es imposible no actuar en contra de este capo, le avisan para que escape del escenario donde estaba ubicado, luego despilfarrarán el dinero de los contribuyentes buscando un fugitivo que ellos mismos mandaron a escapar.

El colmo del descaro, acaba de ser develado; mientras en áreas de Jarabacoa la Policía Nacional abusaba de los pobres ciudadanos con más de dos meses de retenes y registros, un alto funcionario, se dice que un ministro, negociaba con su capo por vía telefónica; o sea se sabía que no estaba en la zona de los retenes, pero sometían a la población a vivir en la intranquilidad de una búsqueda inútil.

El delincuente “Abusador” ha estado desde agosto en territorio colombiano, pero en República Dominicana en su incapacidad los mecanismos de seguridad del Estado han estado horadando un terreno para no encontrar nada.

¿Quién será más abusador, el delincuente que lleva este mote por apodo, o los funcionarios del Estado dominicano que se beneficiaron de sus coimas para protegerlo, y que nos creen a todos los dominicanos borregos?

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