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25 de abril 2024
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OpiniónFrancisco TavarezFrancisco Tavarez

Catar, el gran perdedor del Mundial

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El mundial que terminó ayer realizado en Qatar, es la primera Copa del Mundo realizada en un país árabe.

Se debe reconocer que este país, con apenas tres millones de habitantes, se había empleado en asumir un reto enorme para su poca población, aunque con amplios recursos por la venta del gas natural.

Su plan era hasta cierto punto interesante, pero quizás ingenuo pues, se esperaba que, al acudir unos 15,000 periodistas de todo el mundo, Catar, un país que rara vez llega a las noticias internacionales, ahora estaría en la mirada de todo el mundo y en parte esa era la principal razón por la cual las autoridades cataríes deseaban organizar el torneo.

Esta iniciativa formaba parte de un esfuerzo más amplio de varias décadas impulsado por los gobernantes de Catar para que el país, otrora desconocido, se convierta en un actor de importancia mundial, una estrategia que ha sido financiada por la inmensa riqueza del gas natural.

Pero la respuesta de los medios no fue lo que Catar esperaba ni mucho menos lo que habían planificado pues todo se convirtió en una ola de críticas a su sistema político y religioso por parte de un mundo occidental que entiende como superada muchas prácticas que todavía persisten en ese país y que se perciben como violadora de los Derechos Humanos.

Incluso algunos cataríes que aceptan la crítica como una invitación a mejorar expresaron consternación ante la cobertura noticiosa, que creen estabasustentada por prejuicios basados en el racismo, el orientalismo y la islamofobia.

Todo comenzó con el rechazo de artistas como RodStewart a asistir al mundial, aunque se le ofreció se le ofreció más de 1 millón de dólares por presentarse en Catar y él lo rechazó.

Stewart se unió a una seguidilla de figuras públicas que declararon boicots o expresaron su condena hacia Catar, la nación del Golfo que organizaba la Copa del Mundo.

Previo al torneo, Catar enfrentó cada vez más críticas por su historial de derechos humanos, que incluye la penalización de la homosexualidad por parte de la monarquía autoritaria que gobierna al país y el muy documentado abuso a los trabajadores migrantes.

El torneo le trajo a Catar una explosión desproporcionada de cobertura negativa, suscitandodescripciones de su país y de su gente que sienten anticuadas y estereotipadas y pintan una imagen de Catar que apenas el mundo reconocía.

A todo este se le suma la prohibición de la venta de cerveza a pocos días de iniciar el mundial, una decisión que le generó grandes problemas a la FIFA con patrocinadores exclusivos del torneo mundialista ganado por Argentina.

Un artículo en un tabloide británico lamentaba las leyes “salvajes” de Catar, una referencia que más tarde se cambió a “brutales”. En Talk TV, un canal británico, un presentador preguntó a un invitado: “¿Cuánto respeto deberíamos mostrarles a las culturas que, francamente, consideramos una abominación?”, en un segmento sobre el trato de Catar a las personas de la comunidad LGTBQ.

Quizá pueda entenderse como un irrespeto a los valores culturales de un país soberano que se rige por sus propias leyes esa campaña descarnada contra Catar, pero de lo que sí podemos estar seguro es que el gran perdedor fue Catar pues su plan no les funcionó como esperaban.

Mientras Argentina tiene razones para reir y celebrar, Catar de seguro se sentará a procurar diseñar otras estrategias que le permitan posicionarse ante al mundo porque esta no fue la mejor, aunque era el escenario ideal.

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