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19 de abril 2024
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OpiniónHumberto SalazarHumberto Salazar

El caso Faña : difamó e injurió por eso el juez lo condenó

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En la noche de ayer el juez de la 9na Cámara Penal del Distrito Nacional dictó una sentencia condenatoria al nombrado Leonardo Faña, quien fue acusado por el Ministro Administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, de haberlo difamado e injuriado en forma reiterativa a través de los medios de comunicación masiva, lo que le provocó daños a su buen nombre, que pueden tipificarse como delito de difamación e injuria.

El diccionario define la DIFAMACIÓN del modo siguiente: ¨esta constituida por declaraciones habladas o palabras escritas FALSAS y no confidenciales, que exponen a cualquier persona viviente al odio, desprecio, ridículo, o que dan lugar a que se les rehuya o evite, o que tienen tendencia a dañarla en su comercio u ocupación¨.

Y también define la INJURIA como: ¨imputación deshonrosa que una persona le hace a otra¨, para que se configure la injuria una persona tiene que tener la intención de afectar la honra, dignidad, prestigio o buen nombre de otra que conoce, quiere causarle un daño y realiza actos con el fin de lograr su objetivo¨.

Tomando como marco estas definiciones podríamos llegar a la conclusión de que la República Dominicana se ha convertido en los últimos años en un país donde a todo el mundo se insulta, acusa, señala y calumnia, por lo tanto aquí se deben cometer los delitos de difamación e injuria todos los días y en boca de muchos de los que usan el descrédito de los adversarios como arma política.

Es decir, si usted acusa a alguien de modo temerario sin tener la forma de probar que lo que dice es verdad, ademas de JABLADOR, MENTIROSO y CALUMNIADOR, usted es un DELINCUENTE que por definición significa que cometió un delito tipificado en el código penal vigente, por lo que mucha gente debería ahora pensar antes de hablar, y tratar de reconectar su cerebro con su lengua, para evitar la comisión de estas infracciones a la ley.

¿Qué dijo Faña en contra de José Ramon?, que el actual ministro administrativo, ¨ha desarrollado una conducta mafiosa para beneficiarse de con la importación de productos agropecuarios¨, una declaración como esta ademas de temeraria, fue considerada por el magistrado Vladimir Rosario, como un delito y por lo tanto condenó al dirigente del PRM a las penas contempladas por el código penal dominicano.

El caso de Peralta es una excepción entre los que se dedican a la actividad política en República Dominicana, porque lo usual es que tengan piel de cocodrilo, escuchen acusaciones como esta, se hagan los sordos y eviten llevar el caso los tribunales, usando el concepto de que ser insultado es parte del precio que hay que pagar por dedicar parte de su tiempo, o todo su tiempo, al servicio publico.

Es como su fiera parte de nuestra cotidianidad, encender la radio o la televisión, y escuchar como algunos se dedican a acusar de todo lo que se les ocurre a quienes ocupan posiciones d preeminencia sean políticos, artistas o empresarios, es como si en el país estuviera prohibido triunfar y todos deberíamos ser pobres de solemnidad porque esa es una virtud.

En lo que no se piensa es que de quienes hablan tienen familias, que sus bienes pueden ser fruto de su trabajo profesional o empresarial, que sus hijos pequeños podrían no entender lo que se dice de sus padres, es decir, que con sus palabras causan un daño a familias dominicanas cuyo unico delito, en el caso de los políticos, es que uno de sus miembros aspiró a integrarse al servicio público.

¿Porque de donde sacó Faña que empresas como las que posee la familia de Peralta, que son mas antiguas que el porque algunas fueron fundadas por su padre, son beneficiadas ilegalmente con importaciones de rubros agrícolas?

Del único lugar de donde pudo haber salido una declaración de este tipo, que aparte ha sido reiterada bajo el concepto ¨goebbeliano¨ de ¨miente, miente que algo queda¨, es del deseo de hacer daño a la honra de una familia que tiene décadas dedicada al negocio agrícola, como bien lo sabe Faña, y que desde que inició el gobierno tiene que someterse, como las demás, a las subastas que realiza la Junta Agroempresarial Dominicana.

Es decir, es una declaración y acusación como esta, ademas de difamar el buen nombre de esa familia, se quiere provocar un perjuicio a una actividad de lícito comercio, que no es parte de la actividad diaria de Jose Ramon Peralta, quien dedica todo su tiempo a las labores inherentes a su cargo, pareciera que toda la frustración que siente el dirigente agropecuario del PRM por las perdidas electorales de su partido, las quiere verter sobre una sola persona y una sola familia, como si esta fuera el objeto de su odio personal.

Lo que ocurre es que en casi todos los casos los políticos o funcionarios de todos los gobiernos se callan, no reaccionan, ni llevan a la justicia casos como este, porque tienen temor de que en el escenario de un tribunal de justicia, donde contrastar argumentos es las regla, se ventile el origen de sus bienes, muchos de los cuales no pueden ser explicados y son tan abundantes que describirlos sería parte de una acusación posterior.

En el caso de Jose Ramón Peralta, que con su padre y su familia ha levantado una serie de empresas que han crecido a partir del desarrollo del campo dominicano, como lo han hecho muchas de las que se dedican a este tipo de negocio en la República Dominicana, como tiene la forma de explicar el modo en que ha desarrollado sus actividades de modo transparente, para nada tenía temor de reclamar justicia porque se sintió difamado e injuriado por las declaraciones de Faña.

Ojalá esto sirva de ejemplo a los ¨lenguaraces¨ del patio, de que no a todo el mundo se puede acusar y calumniar, y de que no todos los que se dedican a la política en el país son iguales, que hay personas que hacen un sacrificio personal y familiar para tratar de aportar y devolver, parte de lo mucho que le ha dado el país a ellos y sus familias, y que por esto no tienen porque dejar pasar los insultos que suelen usar los que no tienen argumentos con que convencer a sus conciudadanos.

La verdad esta dicha en el texto de una sentencia y ese es el mejor desmentido que pudo tener José Ramón y su familia: Leonardo Faña difamó e injurió, por eso el juez lo condenó.

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