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23 de abril 2024
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OpiniónClemen García DClemen García D

Campaña sucia

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Que no somos tontos. Algo sabe el presidente Fernández y su equipo de colaboradores más cercanos que no sabemos el resto de los mortales.

Para hacer una denuncia de esa magnitud deben tener la suficiente información, certera por demás, para informar sobre los planes que un grupito de cabezas calientes quieren llevar a cabo para beneficio personal, que no del país.

Y sí, cabezas calientes, porque peledeístas no son.

Todos conocen de la habilidad del presidente Medina para el trabajo político. Se le define como un carpintero sin descanso en la labor política diaria. Al dedillo sabe quién es quién en el partido, y por quién siente.

Sabe de lejos lo que pudiera ocurrir si un desliz como es el de reformar nuevamente para su reelección se realizara.

El conjuro de la reelección expone otros esquemas inviables: compra de conciencia, trapacerías, debilitamiento institucional, ingobernabilidad, desestabilidad económica, entre otras indelicadezas.

Por eso se nota tanto dislate y confusión en sus últimas intervenciones. Olvidos, pésima dicción, cansancio, risa en velorio, etc. Son parte de un rosario de elementos que perturban la paz presidencial producto de la presión a la que lo tienen sometido para que acepte un nuevo período.

Con esto no quiero decir que no lleve gusto con lo propuesto, pero parte de él se niega a romper con su palabra empeñada. Un prurito institucional lo detiene esta vez. Sabe que su imagen se deterioraría de forma impresionante, y eso no lo negocia Medina.

Ahora, ¿por qué recurrir a un tema tan gastado como es el de la campaña sucia?

En las elecciones del año 2004, faltando pocas horas para las votaciones hubo un intento de campaña sucia: publicaron una grabación simulando la voz de Leonel Fernández. Ante la salida rápida del equipo de campaña de entonces, no tuvo el efecto deseado.

Esa bajeza política se le adjudicó a J.J. Rendón. Si, el Rendón que hoy se asocia a lo mismo.

Ese que en los testimoniales contra el Chapo Guzmán se le vincula económicamente, y que igualmente, hubo de salir de forma abrupta de Colombia por señalársele como responsable de la intermediación con el Clan Los Comba a cambio de impunidad durante el gobierno del Presidente Santos.

Esa información la sirve la prensa nacional y extranjera, en todos sus portales digitales. Da que pensar que el Palacio Nacional se asocie a otra persona con características similares al inefable Joao.

¿Pero, por qué Leonel Fernández?

Bueno, solo al árbol que da frutos se le tira piedras. Es el único que mide en todas las encuestas realizadas (en las publicadas y las privadas). Sus números marcan en todos los escenarios posibles como el vencedor. Y eso, insisto, a las cabezas calientes molesta.

Su causa se manifiesta en la defensa del fortalecimiento institucional y el respeto a la Constitución. Todo un conglomerado se levanta al unísono con él en esa defensa.

Para poder bajar numérica y moralmente a Leonel hay que usar golpes bajos. Todavía no nos reponemos de lo ocurrido con el Quirinazo cuando ya se está gestando otro golpe de naturaleza parecida.

Recordemos que cuando ese tipo de artimañas se usa el efecto boomerang es demoledor. Coger piedras habiendo techos de cristal no es la solución adecuada ante un escenario que no tiene marcha atrás.

El pueblo es sabio, siente las injusticias y obra sobre ellas.

Recapacitemos, nunca es tarde.

 

 

Por: Clemencia García Damirón

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