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19 de abril 2024
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OpiniónManuel Hernández VilletaManuel Hernández Villeta

Caminos de la Iglesia

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La iglesia católica dominicana ha tomado un nuevo camino. Ha dejado detrás la impronta que le puso el Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez. Es efímera la vida política, económica, social y religiosa. Puede terminar en un bostezo, y comenzar de nuevo.

La iglesia de hoy va camino de ser más conservadora, a dejado su rol tradicional de ser mediadora de crisis sociales. Exhibe una llamada imparcialidad que atormenta, porque ese no es el papel de un segmento religioso, sobre todo de los  que unen la política a lo espiritual.

Si los católicos dejan de ser acusadores, atormentadores de los que derraman injusticias, complacientes con los poderosos, e indiferentes  ante mucha miseria humana, están faltando a su ministerio. Desgraciadamente es así, se está apartado de la multitud, de los sin ropa, de los descalzos, de los sin tierra, de los sin voz.

El Cardenal gustaba de ser un polemista acido, pero tenía el valor de comentar su pensamiento sin importar a quien no le gustara. Era decir su verdad, sin pedir permiso. En muchas ocasiones enfrentamos  pronunciamientos de López Rodríguez, pero destacábamos que el papel de un verdadero religioso es ser inquieto y polémico.

Pero mientras está en el invernadero para los problemas sociales, la iglesia si tiene una postura de acercamiento con Haití. Hoy la Iglesia católica es el principal soporte de unas relaciones binacionales que van a ser peligrosas, porque favorecen la emigración ilegal.

Hay una línea internacional de unir fronteras, es lo que quiere el Papa, y es lo que está aplicando el arzobispado de Santo Domingo. Caras nuevas e ideas nuevas, pero acciones que no son necesariamente respaldadas por el pueblo dominicano. Tener una línea de apertura para los migrantes ilegales, es ir contra la conciencia nacional.

La iglesia está levantando la  tesis de que se facilite la nacionalidad dominicana a los hijos de haitianos que se encuentran ilegalmente en el país, lo cual no es correcto y contraviene leyes dominicanas. Los nacidos aquí por accidente y que son de hijos haitianos ilegales  no pueden ser considerados como dominicanos.

La iglesia dominicana a través de la Conferencia del Episcopado Dominicano  realizó un encuentro de obispos dominicanos y haitianos, para tratar el problema de la migración ilegal. No puede plantearse solución de los problemas haitianos desde territorio dominicano. Ese no es el papel de la iglesia. Haití tiene que hacer frente a sus dolores

Los curas y los obispos dominicanos responden órdenes, pero también tienen un deber de conciencia con el pueblo. No es la mejor línea de convivencia que se quiera dar ruta libre a la migración ilegal.  La iglesia abre puertas a graves problemas socio-políticos futuro, y eso es lamentable y peligroso. ¡Ay!, se me acabó la tinta.

Por Manuel Hernández Villeta

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