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20 de abril 2024
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OpiniónHector PeñaHector Peña

Cambiamos el modelo educativo o nos quedamos sin trabajo

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Hace unos días comentaba con un amigo el potencial que existe actualmente en cuanto a Inteligencia Artificial y Aprendizaje de Máquinas se refiere. Pero más aún, nos centramos en hablar sobre los problemas futuros que se avecinan con el desarrollo de estas tecnologías que han ido en aumento en forma tan acelerada, al punto, que sus mismos precursores no paran de sorprenderse. A la vez, comentábamos que, por ser parte de una isla, existe una idiosincrasia que es imposible obviar en la generalidad de nuestra población. En fin, tratábamos de visualizar los problemas que los avances tecnológicos traerían a nuestra nación, y la poca visión que tiene la sociedad y el Estado de cara a estas nuevas tecnologías.

Para aquellos que se sienten ajenos a los términos descritos anteriormente, me explicaré.

Inteligencia Artificial (o AI, por sus siglas en inglés) se refiere a la habilidad de las máquinas (computadores en este caso) de imitar las funciones cognitivas que se relacionan mayormente a los seres humanos. En lenguaje más llano, pensar como un ser humano. Esto permite, que las máquinas aprendan por sí solas y resuelvan problemas por sí solas, o con un mínimo de interacción humana. Aprendizaje de Máquinas (o Machine Learning) se refiere a la habilidad de las máquinas de aprender sin necesidad de programación alguna. Básicamente, este proceso conlleva la identificación de patrones, los cuales son comparados y almacenados, permitiendo la predicción de que ocurran otra vez, o facilitando la toma de decisiones por parte de las máquinas que le utilizan. Un ejemplo de esto podría ser la facilidad que poseen nuestros móviles de reconocer un posible contacto, con el simple hecho de empezar a digitar su número de teléfono en nuestras pantallas.
No obstante, la idea de este artículo no es enseñar sobre estos términos acuñados al área de tecnología de la información, sino abrir la mente de la población en general que aún desconoce la existencia de estas herramientas, aunque las use a diario, e incluso, se encuentre renuente a entender el peligro que entraña el desarrollo de estas tecnologías a su modus vivendi (forma de vivir).

Si aún nuestros admirados lectores no han empezado a vislumbrar sobre qué nos referimos, permítanos ilustrarle: según el Foro Económico Mundial, al cual asistió nuestro presidente Danilo Medina en días pasados, para el año 2030, se habrá perdido unos 800 millones de puestos de trabajo a nivel mundial, producto de la implementación de inteligencia artificial en los distintos sectores productivos. Una cifra alarmante, en un espacio de tiempo relativamente corto, considerando, que 12 años no es suficiente tiempo para realizar un cambio de currículo educativo completo que abarque educación inicial, media y superior.

Ahora bien, imagine su puesto de trabajo actual. Lo que hace diariamente, semanalmente y mensualmente. Probablemente todo lo que haga posee un patrón fijo, a menos que se dedique a las artes, la medicina, la arquitectura, u otra profesión que relacione el conocimiento con los valores, creencias, la creatividad o el trato humano.
Lo cierto es que, si usted se dedica a la contabilidad, estamos muy cerca de producir software que utilice la inteligencia artificial para automatizar los procesos administrativos y financieros de la empresa. De hecho, actualmente existe talento dominicano trabajando en esta idea.
Si usted se dedica al manejo y reclutamiento de talento humano, es cada vez más frecuente la automatización del procesamiento de aplicaciones, y mediante la utilización de rasgos predictivos, la selección de personal idóneo para desempeñar una posición dentro de la empresa. Esto hace, que nuestros departamentos de Talento Humano sean cada vez más pequeños y requieran cada vez menos personas.
Bajo estos dos ejemplos, podemos analizar claramente cuál es el problema: la educación.
Podemos decir que hemos estado utilizando el mismo método educativo desde la época del Renacimiento y a partir del siglo XVI. Esta transición entre la Edad Media y la Edad Moderna trajo consigo la masificación del conocimiento, lo que permitió un ritmo de avances sin precedentes a la humanidad. Sin embargo, es probable que hayamos llegado al fin de una era, y al inicio de otra en cuanto a educación se refiere.

Es importante entender diferentes factores que dan forma al saber de las personas. La cultura, el carácter, el entorno, la visión productiva, el interés particular son sólo algunos de los puntos que debemos tomar en cuenta para la elaboración de un nuevo sistema educativo orientado al futuro de nuestra isla.

Es necesario empezar a inculcar a nuestros hijos la libertad de aprendizaje. Y con esto, no sólo nos referimos a la libre escogencia, sino al respeto de sus intereses particulares, los cuales, no siempre estarán alineados con el currículo educativo impuestos por nuestras autoridades gubernamentales. Es necesario hacer énfasis en el pensamiento crítico, la resolución creativa de problemas, el uso del arte y su interacción con el ser humano. Pero más necesario aún, es inculcar a nuestros hijos el aprendizaje de talentos que una máquina no podrá imitar.
No todos tenemos vocación para las matemáticas o la biología. E incluso, es frecuente que nuestras vocaciones se encuentren mezcladas entre las distintas asignaturas planteadas por nuestro plan de educación.

Es importante, que las autoridades actuales y futuras, se planteen un nuevo sistema educativo basado en las aptitudes de cada niño que ingresa en el plantel escolar. Es importante, que nuestro sistema educativo impulse las habilidades especiales mostradas por cada niño en particular, y refuerce su desarrollo, lo que hará que tengamos expertos en nuestras profesiones que serán de utilidad en los próximos 20 años.

Al fin y al cabo, luego de 33 años estudiando, aún no me he sentido en la necesidad de utilizar el trinomio cuadrado perfecto. Igual dudo que en el futuro lo necesite.

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