EL NUEVO DIARIO, MOSCÚ.– El presidente ruso, Vladímir Putin, inaugura este jueves, la Copa Mundial de fútbol, que se celebra por vez primera en Europa Oriental, en compañía de sus aliados, ya que los dirigentes occidentales han decidido boicotear la ceremonia, aunque no el torneo.
Rusia y Arabia Saudí jugarán en el partido inaugural en el Estadio Olímpico Luzhnikí, en Moscú, un duelo en el que el anfitrión no puede permitirse pasos en falso para tener opciones de avanzar a octavos de final.
“Nuestro país está listo para acoger la Copa Mundial de la FIFA”, dijo este miércoles el líder del Kremlin al inaugurar el congreso de este organismo que se celebra en Moscú, en el que deseó a todos los delegados “una labor productiva y exitosa”.
Sin un cartel ni mucho menos de lujo, pero con la emoción del primer día, la Copa del Mundo pondrá el balón en juego cuatro años después del gol de Mario Götze en la prórroga ante Argentina, desde un Grupo A que completan Egipto y Uruguay. Desde los puestos 70 y 67 del ranking mundial, ni rusos y saudíes entran en las quinielas de un título que defiende Alemania.
Para Rusia, la presión y obligación se multiplica desde la condición de anfitriona, con el añadido de que lleva cuatro torneos sin pasar de la primera fase. Especialmente decepcionantes para los rusos fueron el Mundial de Brasil, donde no ganaron ningún partido, y la Eurocopa de Francia de hace dos años, donde sumó un punto.
Tampoco ha brillado el cuadro ruso en su preparación, sin fase de clasificación por jugar en casa, con una pobre participación en la Copa Confederaciones el pasado verano y siete partidos sin ganar como tarjeta de presentación antes de medirse a Arabia Saudí. La falta de resultados tendrán que suplirla con la motivación de la cita.
