Hay muchas maneras de convocarse a no rendirse frente a las adversidades. Y esta del COVID-19 no ha sido la peor que hemos pasado como humanidad, ni en vidas humanas ni materialmente.
Sin embargo, es posible que el gran flujo de informaciones que caen sobre la ciudadanía genere una mayor sensación de desastre y pueden quebrantar el estado de ánimo.
Un viejo adagio nos convida a poner buena cara al mal tiempo.
Y creemos que frente a la situación por la que estamos atravesando y por el plan de reapertura de las actividades debemos salir dispuestos a superar este trauma, que igual nos dejará múltiples enseñanzas, en todos los órdenes, sobre todo, para quienes sean capaces de mirar más allá.
Necesitamos buen ánimo.