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24 de abril 2024
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Boxeo, la otra mirada

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Ruiz, Canelo, Tyson y ‘Mangú’ Valera en los matices de la semana

El medio tiempo de la semana boxística me encuentra tratando de responder preguntas cuyas respuestas solo parecen tener sentido en la reflexión y nunca tras la inveterada costumbre de consumir boxeo de manera compulsiva. Sábado a sábado, como cualquier fanático.

Y mis dudas pueden ser la de todos. La verdadera influencia de Andy Ruiz, la explicable o inexplicable obsesión de Canelo Álvarez por el cinturón de Sergey Kovalev, el ‘hasta cuando’ en ese alucinado vale todo confesional de Mike Tyson y Tyson y el crecimiento de ‘Mangú’ Valera con Top Rank.

Son temas y realidades diferentes, pero que concluyen en una sola sentencia: el boxeo es como un iceberg, lo que no se ve siempre dirá mucho más de aquello que vemos todos los días.

DESTRUIR LOS ESTERIOTIPOS, LA VERDADERA PROEZA DE ANDY RUIZ

Al 2019 le restan más de cuatro meses de vida, pero ya sabemos que en la historia quedará signado por las peleas entre Andy Ruiz Jr. y Anthony Joshua. La deslumbrante victoria de uno o la estrepitosa derrota del otro. El orden de los factores no altera el producto. Pero a esta obra le falta un segundo acto y será esa escena que producirá el verdadero desenlace ¿Mantendrá el mexicano sus tres cinturones de Campeón Mundial? ¿Recuperará el británico lo que parecía que jamás iba a perder?

El mundo del boxeo, por estos días, se entretiene especulando sobra una cosa o la otra. Y aquí lo que está faltando es ver estas históricas peleas desde otro ángulo: el significado humano de la victoria de uno y la derrota del otro. Es un título que no existe, que nadie pensará en su valor simbólico y menos, seguramente, entenderá su influencia. Me refiero al límite exacto donde la victoria de Ruiz empujó a los malditos estereotipos del boxeo. Si Ruiz gana la revancha, esos estereotipos recibirán el golpe de gracia. Si pierde, revivirán, posiblemente, con más fuerza.

En ese detalle se funda la importancia de esa revancha. Una victoria que beneficiará a los descartados en la evaluación visual, a los que no entran en ninguna talla fit o jamás se inscribirán para el papel de super héroes. Es la revancha de los comunes, los que abundamos y tenemos una historia derrotada sin pelea por los estereotipos. Andy Ruiz necesita ganar, para que también todos ganen sin pelear. Aunque, quizás, ni siquiera Ruiz se haya percatado de ese detalle.

LA EXPLICABLE OBSESION DE CANELO

Entre las viejas y nuevas generaciones de fanáticos, Canelo es un como un cuchillo que por un lado lastima y por el otro acaricia. Nada irreal, apenas una definición metafórica de esa dicotomía existencial entre un mundo perdido donde cada campeón debía pelear cada tres semanas o a veces menos y un nuevo escenario, donde alcanza con cumplir un par de compromisos al año, para ganar lo que en el pasado no se lograba en una vida entera.

El mexicano es el púgil mejor pagado del planeta, tiene una larga fila de rivales esperando enfrentarlo en su peso (mediano), una larga lista en un peso invadido (supermediano) y otra larga lista en pesos que ya no puede dar (welter y super welter). Pero él está empeñado en enfrentar al campeón semipesado OMB, Sergey Kovalev y no otro. Tal es así que lo esperará el tiempo que sea, siempre y cuando el ruso venza su pelea de este sábado contra Anthony Yarde.

¿Es un capricho o un acuerdo pre pactado con condiciones ventajosas? Ni una cosa ni la otra, solo la realidad de un presente donde las metas deportivas se subordinan a las metas mediáticas. Y el 2019 en la carrera de Canelo es un claro ejemplo: dos peleas, dos nuevos títulos y en medio de esa facilidad, el CMB lo nombró campeón franquicia. La narrativa está lista, el mundo la consumirá, la distribuirá por las redes y se justificará toda la inversión. No por un acaso gana más de treinta millones de dólares por pelea. Es solo una cuestión de negocios. Eso explica todo, hasta la locura de pelear en 175 libras.

¿EXISTE UN LIMITE PARA LAS CULPAS DE MIKE TYSON?

Al hablar de Iron Man, imagino el mismo asombro en todos los fanáticos que asistimos a sus últimas revelaciones, esas escandalosas declaraciones que han servido para vender el libro de su vida.

En una entrevista para la cadena ESPN, Tyson reveló que en muchas ocasiones utilizaba muestras de orina de su esposa y luego, durante los embarazos de la misma, recurría a la de sus hijos. De esa manera, siempre lograba que el resultado del control fuese negativo. Además de eso, para engañar al médico que supervisaba el examen, utilizaba un pene falso para intercambiar la orina.

Pero hubo otra confidencia alucinada. En el más reciente episodio de su podcast ‘Hotboxin’, reveló que en su rancho en California suele fumar cada mes el equivalente a 40.000 dólares en marihuana.

Sus revelaciones tuvieron un impacto increíble. Posicionaron su video podcast en Youtube y abrieron la ventana promocional a su libro “Undisputed Truth» seis años después de salir al mercado editorial. Allí, además de contar su vida, se refiere al consumo de cocaína en 2002 y los tres años en que pasó en la cárcel acusado de violación sexual a la reina de belleza Desirée Washington, entre otras cosas.

Vamos por partes. En general y con excepciones, cada boxeador tiene una historia dramática detrás. No por un acaso es el deporte sobre el cual se han escrito más libros y se han filmado más películas. El aspecto incongruente en la historia de Tyson, es la falta de consecuencias a sus revelaciones. Nos estamos refiriendo a una leyenda con títulos y medallas como amateur, campeón mundial de todos los organismos y que ingresó al Salón de la Fama en 2011. Pues resulta que Tyson nos engañó a todos. Resulta que se drogaba. Resulta que quienes lo vimos pelear debemos preguntarnos si su poder destructivo era consecuencia directa de sustancias prohibidas. Fue un timo. Ahora lo reconoce, se divierte contándolo y quizás produce marihuana en homenaje a todo lo que utilizó de manera ilegal para ser ese campeón de leyenda.

Ante ello hay una sola pregunta, ¿cuándo levantará la mano algún dirigente de los organismos, medios o instituciones que ayudaron a encumbrarlo y gritará lo obvio: ¡quítenle todos los galones a ese tipo! Como se los quitaron, bien quitados en su momento, a Lance Armstrong o a los olímpicos Ben Johnson y Marion Jones. Me cuesta creer que ocurra, pero manifestar esta duda me quita un gran peso de encima al escribirla. Está dicho.

¿QUÉ TAMAÑO TIENE LA INFLUENCIA DEL VÍNCULO VALERA-TOPRANK?

La empresa promotora Top Rank no solo es la más antigua en el mercado del boxeo, es la más exitosa. Sus ejecutivos son los más astutos y hablando en el puro criollo, los de “mejor vista larga” y que no ‘dan puntada sin hilo”. En ese trabajo promocional de sus boxeadores y de sus carteleras, que alguna vez inventó Bob Arum, se sustenta su éxito sin igual.

Desde el manejo de su establo a la relación con manejadores o representantes de boxeadores hasta la inteligente distribución de sus peleas, el armado de sus carteleras y la elección de cada sede para sus eventos, Top Rank va unos metros delante que el resto.

Que en ese universo boxístico en el primer nivel haya representantes del boxeo dominicano es una buena noticia por sí misma. Ahora, la pregunta es, ¿cómo repercute esa buena noticia en el boxeo local? Vamos por partes. Entender la influencia positiva de, por ejemplo, el vínculo de Félix “Mangú” Valera con la promotora de Arum, nos obligaría a esperar años para ver resultados. O sea, que un futuro prospecto con condiciones decida seguir el camino de Mangú y llegue más lejos que el ex campeón mundial semipesado. Esos son resultados prácticos de futuro, pero la teoría es presente y para que exista futuro, hay que alimentar el presente. Es lo obvio.

En ese caso, que Félix Valera sea parte de la emblemática cartelera del 14 de septiembre en Las Vegas, bajo la pelea estelar de Tyson Fury- Oto Wallin, para la evolución promocional del boxeo dominicano tiene un valor imposible de estimar.

No es necesario improvisar en visiones de futuro. Basta mirarse en el espejo puertorriqueño, donde Top Rank mantiene el ojo avizor de manera permanente buscando un próximo Miguel Ángel Cotto o un próximo Tito Trinidad. Del éxito de dominicanos como Carlos Adames o Félix Valera, dependerá en mucho el futuro de muchos boxeadores dominicanos. Algunos de los cuales, quizás, ni siquiera han nacido. Por ello, el 14 de septiembre celebre la fiesta del boxeo mexicano en Las Vegas como si fuera una fiesta propia, una celebración dominicana. Así y no de otra manera es como funciona.

Por  Bernardo Pilatti

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