EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO. El politólogo y abogado Belarminio Ramírez Morillo sugiere a los partidos políticos utilizar el caso Odebrecht para reconstruir su imagen en procura de conectar con las expectativas, sentimientos y deseos de la sociedad que clama a mil voces que se le ponga freno a la cultura de la impunidad y la corrupción.
Adujo que el caso Odebrecht es un espejo que estará fijo por mucho tiempo en la mente social, y por tanto, la partidocracia en vez de llorar con sus caídos ante el peso de la ley, lo que deben hacer es acelerar la aprobación de la Ley de Partidos para frenar la cultura de la corrupción, y quitarle influencia al dinero en los procesos de elección de candidatos y construcción de liderazgos.
El analista político y escritor exhortó al liderazgo político a que despierte y entienda que si queremos seguir construyendo y viviendo en democracia no tienen otra alternativa inteligente y sana que no sea crear las condiciones para llevar la política a la transparencia y la decencia.
Belarminio Ramírez dijo que la sociedad aprueba la decisión tomada por la Procuraduría, aunque se encuentra con la sorpresa de algunas personas que en sus vidas políticas habían construido imagen de decencia y transparencia.
El académico entiende que las consecuencias que tendrá este caso en el sistema político, amerita que desde las cúpulas partidarias vayan pensando en apartar de sus estructuras de dirección, a una serie de dirigentes que encarnan los espejos más atropellantes y abusivos de corrupción. De obrar en esa dirección, los partidos pudieran recibir mejor trato de parte de la nueva ciudadanía crítica que se ha empoderado de las demandas de lo público y no se detendrá en su lucha por una sociedad más transparente y menos corrupta.
El académico manifestó que el escándalo de corrupción, tráfico de influencias y otros tipos penales que ha llevado a la cárcel a figuras importantes de los tres principales partidos políticos de la Nación, es también una oportunidad que se le presente al Poder Judicial para recuperar confianza y credibilidad social, en procura de que sea cosa del pasado la apreciación de que tenemos un sistema de justicia selectiva que solo juzga y sanciona a los sin padrinos.
