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19 de abril 2024
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OpiniónElvis ValoyElvis Valoy

Aumento salarial y sociedad

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El anuncio del Comité Nacional de Salarios, organismo perteneciente al Ministerio de Trabajo, de que las autoridades gubernamentales y los representantes de la clase trabajadora, acordaron aplicar un aumento salarial de un 20 por ciento al salario laboral mínimo no sectorizado, despierta grandes expectativas en todo el país.

A pesar de que basta que dos de las tres partes aprueben la moción del incremento salarial para convertirse en ley, mueve a preocupación que la parte patronal abandonara abruptamente las importantes negociaciones, amparándose en el pobre argumento de que un incremento de sueldos y salarios debe partir de la tasa de inflación acumulada.

El acuerdo arribado contempla llevar el salario mínimo más alto a la suma de 15,447.60 pesos, frente a los 12,873 pesos actuales; igualmente el sueldo intermedio será de 10,620 pesos, que hasta este momento es de 8,850 y el más bajo aumenta hasta los 9,411.60 pesos, desde los 7,843 pesos hasta ahora vigentes.

Un incremento salarial comportaría un crecimiento del mercado nacional, que en última instancia, iría en beneficio de la clase empresarial dominicana, que es la que a fin de cuentas, es la propietaria de los lucrativos negocios ofertantes de bienes y servicios dentro de la colectividad.

Y es que el innegable corolario que se puede extraer en un contexto de un aumento salarial, es el fortalecimiento del mercado nacional, fin ulterior y estratégico de todo conglomerado económico.

Es por esto que no se entienda la rabiosa oposición al aumento salarial esgrimido por nuestra clase empresarial, que con sus regulares actuaciones aparentan desconocer el funcionamiento de los grandes y exitosos negocios del mundo moderno.

Más allá de aumentos de precios y despidos, la lógica de la búsqueda de riquezas es clara en ese aspecto, y se descarta a simple vista que un incremento salarial como el acordado por las autoridades y la clase trabajadora para las personas que menos ganan, resulte inflacionario, como señala la Confederación Patronal de la República Dominicana.

Las variables de oferta y demanda están muy vinculadas a la inflación, y regularmente sin éstas un incremento en los precios es muy difícil. Además, hay que tomar en cuenta que el volumen de la producción nacional excede la demanda, por lo que las ciencias económicas descartarían de plano una espiral inflacionaria fruto de un incremento del salario mínimo.

¿Qué sociedad capitalista del siglo XXI no busca robustecer su mercado nacional, que permita su extensión y consolidación, y de esa manera poder absorber cualquier producto ofertado?

Un sistema de oferta y demanda dinámico es un ente sine qua non para el robustecimiento de cualquier nación. Y es el salario de la clase trabajadora y otros sectores de la vida económica, los cuales con sus demandas de bienes y servicios, le dan consistencia y vigor a la misma.

Al final de todo proceso económico se puede ver que es la clase patronal la que sale ganando ante un aumento en metálico de los ingresos de la clase asalariada, ya que esta última desarrolla su poder adquisitivo que acude en demanda de mercaderías.

En cuanto a que una extensión salarial desataría procesos inflacionarios, como argumentan la Copardom carece de base científica, pues la historia económica dominicana nos enseña que la inflación generalmente ha tenido factores subjetivos y extra económicos.

Por los resultados que exhiben las grandes naciones del mundo, debería ser un mercado nacional la aspiración del sector empresarial dominicano, pues la absorcion de la oferta producida estaría garantizada.

Pero salarios deprimidos, que no permitan capacidad de compra y solicitud de productos y servicios, únicamente conlleva al capitalismo salvaje, que transformadas en frías estadísticas significa mayor pobreza y desigualdad social.

 

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