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25 de abril 2024
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OpiniónGlenn DavisGlenn Davis

Atento a Ella

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Irregularidad tras irregularidad así han transcurrido estos siete meses de gestión de Luis Abinader, caracterizados por la falta de transparencia, violaciones constantes a las normas, irrespeto a la institucionalidad y, en la mayoría de los casos, ausencia de consecuencias. Se apuesta al olvido.

El Gobierno está convirtiendo en prácticas habituales el clientelismo, el padrinazgo y las violaciones a la Ley de Función Pública. Esto explica el descaro con el que Josefa del Castillo reconoce públicamente que está botando gente y que aumentó la nómina para favorecer a sus amigos y compañeros de partido.

Pero no es sorpresa, porque esa es la línea acción de esta gestión. En las escalinatas del Palacio Nacional, sin ni siquiera inmutarse, el ministro Administrativo de la Presidencia, José Ignacio Paliza, aseguró que todos los perremeístas estarían en el Gobierno. No importa la capacidad y los méritos, el único requisito es ser perremeísta.

El PRM entiende que es así como debe funcionar el Estado, como un botín que se reparte entre cercanos, miembros de la organización política y clanes familiares. Y para lograr su objetivo no hay limitaciones, para el Gobierno las leyes son simples pedazos de papel que se pueden modificar a conveniencia, ya lo demostraron con los ajustes realizados a la Ley de Inapa para que su compañero pudiera ocupar el cargo.

También han sido recurrentes las violaciones a Ley de Compras y Contrataciones. Ayer fueron las pequeñas empresas vinculadas al Inabie que denunciaron irregularidades en las licitaciones, no obstante, esta mala práctica ocurre con frecuencia en el Gobierno.

Desde la Vicepresidencia de la República pasando por los ministerios de Salud Pública y Educación y el Gabinete de Políticas Sociales han estado involucrados en acciones que distan mucho de la transparencia y pulcritud que profesan.

El presidente Abinader debe saber que el discurso no sirve de nada, si no se acompaña con acciones. Y, hasta el momento, el cambio lo que ha afectado la calidad de la democracia, violentado la institucionalidad, lacerado las instituciones públicas y vuelto cotidianas prácticas que son deplorables.

POR GLENN DAVIS/ glenndavisfc.20@gmail.com

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