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19 de abril 2024
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OpiniónRolando FernándezRolando Fernández

¡Atentar contra el negocio de los apagones en Dominicana! ¿Quién lo cree?

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A pesar del refrán popular que reza, “no hay más ciego que aquel que no quiere ver”, aquí hay mucha gente celebrando ya, y frotándose las manos, llevándose de las alharacas y demagogias politiqueras de los gobernantes de turno, y sus cajas de resonancia pagadas, en el sentido de que, tan pronto estén terminadas las cuestionadas plantas a carbón que se construyen en Punta Catalina, los apagones eléctricos brillarán por su ausencia en este país. ¡Vaya sueño inducido!

Y quién ha dicho que con esa “plaga” se va a acabar en Dominicana, por plantas que se construyan, y cuartos prestados que se cojan en el exterior, con la excusa de rehabilitar tantos las redes de transmisión, como el sistema mismo, cuando los apagones forman parte del gran negocio eléctrico a nivel nacional.

Esas consideradas herramientas del pecuniario negocio eléctrico local, resultan bastante rentables para las “altruistas” distribuidoras, y los representantes políticos que están detrás de las mismas, pues los apagones también les son facturados a los pendejos usuarios; y, sin que aquellas entidades jamás compensen por los “fuats” medalaganarios de que son objeto los “bobos” demandantes de energía eléctrica, tal cual lo manda la Ley General de Electricidad 125-01. ¡La normativa legal no aplica para los primeros!

Desde que las “huestes” peledeístas se estrenaron en la dirección del gobierno de la República, de inmediato comenzaron a enseñar el refajo en relación con esa temática, a partir de procurar la llamada capitalización del sector eléctrico nacional, que luego no resultó ser más que una patraña, un engaño al país, para entregarlo a la representación del empresariado privado nacional, como extranjero. que participaron en el reparto del jugoso pastel, en connivencia, y maridajes claros, con determinados políticos relevantes en el poder entonces.

Por supuesto, a la sazón, ya los apagones eran un mal consuetudinario para los dominicanos, que venían sufriendo de los mismos, desde que recién finalizara la denominada “Era del Jefe”, por los despalotes de los bienes estatales y las instituciones oficiales existentes para la época, que de una vez comenzaron a producirse.

Desde esos mismos momentos la democracia en el país comenzó a surtir efectos negativos, por la mala asimilación ciudadana en general relativa. ¡A hacer cada cual lo que le viniera en gana! ¡Muy buena muestra del desconocimiento asociado con ese sistema nuevo entre los dominicanos!

Como se puede colegir, la imprescindibilidad de la energía eléctrica para todas las actividades en el país, frente a las recurrentes tandas de apagones con que se ha venido castigando desde entonces a la población dominicana, trajo como consecuencia el rápido incremento de la comercialización de efectos sustitutivos de emergencia, con los aditamentos necesarios, claro, (plantas eléctricas de diferentes clases, inversores, baterías, alambres, etc.), que con el correr el tiempo ha ido in crescendo cada vez, pasando a constituir la venta de esos, otra de las patas del pingue negocio eléctrico a nivel nacional.

Luego, la gran pregunta sería, ¿con las 24-7 horas de servicio energético en el país, desaparecerá esa fructífera actividad comercial entre nosotros? ¡Difícil es que ambas cosas ocurran! Y claro, hay que tomar en consideración, además, el consumo excesivo de combustibles agregado, como las cargas impositivas que los mismos acarrean.

De otro lado, estaría el Gobierno en disposición de dejar de percibir los impuestos correspondientes, incluidos los aduanales por concepto de importación de tales equipos; el ITBIS por la venta de esos, etc. Nadie lo creería, con la sed de tributos que tiene el fisco local.

En lo concerniente a la presente gestión de gobierno morado” directamente, y los canchanchanes coristas acostumbrados,  tras seguir con los planes de privatización, desde hace un tiempito ya andan detrás de completar el fraudulento negocio aquel de la capitalización original (desprendimiento estatal del sector eléctrico nacional, para entregarlo alegremente al sector privado), con la firma del llamado “Pacto Eléctrico”, en que vienen participando los mismos turpenes negociantes anteriores. ¿Qué se puede esperar entonces?

Como se sabe, esa nueva tentativa ha dado más vuelta que un trompo, debido a los intereses económicos envueltos. El consenso ha sido muy difícil. El reparto de mayores beneficios y prerrogativas entre los afortunados (avaros magnates) no se ha podido cuadrar, que es lo buscado obviamente, e ir siempre en contra de los usuarios.

El motivo, claro está, es que no se ha se estado conforme respecto de las aspiraciones grupales y personales que se tienen. No ha habido acuerdo sobre lo que en verdad debería llamarse “Parto Eléctrico”, por las derivaciones que se esperan, para terminar de privatizar por completo ese servicio local, ocasionándoles mayores inconvenientes y perjuicio a la población.

Completar el “agradable pastel” que fuera ideado en principio de la gestión peledeísta, cuando se tuvieron que dejar algunas cosas en carpeta, para después aprobarlas sin rubor alguno, a los fines de no apretar demasiado la tuerca en contra de los usuarios obligados.

Dice la UASD en crítica al pacto eléctrico consensuado de que se trata: “no aborda muchos de los aspectos estructurales y legales del modelo eléctrico actual, y que solo satisface los intereses de la Asociación de Industrias de la Republica Dominicana (ASIE). Que lo que se acordó ya está en la ley”. (Véase: “El Día”, edición de fecha 10-01-18, página 14).

En adición, el señor José Luis Moreno San Juan, de los principales expertos en asuntos eléctricos en Dominicana, expresó que, según  “el borrador del pacto anunciado que se tiene, la tarifa subiría entre un 15 y 17% a usuarios pequeños”. “Que sólo beneficia a generadoras, grandes usuarios y distribuidoras”. ¿Para qué buscar más?, cabría agregar. (Medio “HOY”, del 10-01-18, página 3E)

Es por todo lo expresado que, se advierte, muy difícil será ir en contra de los apagones en este país de las oscuridades; que seguirán constantes y sonantes los “fuats” de siempre, a pesar de las verborreas retoricas y los anuncios que llenan los medios de comunicación; como, eso de que se logre concluir la construcción de las precitadas plantas, obra que se tiene tal el ideal cumbre del actual gobierno, “el buque insignia”, no obstante las tantas sombras oscuras que envuelven esa ejecutoria estatal.

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